lunes, 12 de octubre de 2009

La NASA certifica que la tala de bosques hundió el imperio maya


Restos arqueológicos en la ciudad maya de Chichén Itza, en el sur de México. Foto: ricard cugat
9/10/2009 elperiódico.com

Los antiguos mayas suelen ser retratados como un imperio que, más allá de construir imponentes templos, redactar textos sagrados como el Popol Vuh y alimentar a sus dioses a través de los habituales sacrificios humanos, vivía en completa armonía con la naturaleza. Este relato de concordia ecológica se tambaleó hace tiempo cuando los expertos comenzaron a investigar por qué una civilización tan extendida y poderosa, una cultura que dominó Centroamérica durante 1.200 años, pudo desaparecer de forma tan rápida. Ahora, varios investigadores norteamericanos financiados por la NASA han acabado de romper el mito: los mayas, cuyas ciudades llegaron a tener una densidad de población de 800 personas por kilómetro cuadrado, desaparecieron al deforestar y destrozar su hábitat mientras trataban de continuar con su modelo de vida en tiempos difíciles. La civilización, en definitiva, se suicidó.Cuando los mayas comenzaron a desaparecer –aunque no del todo, pues sus dialectos se siguen hablando en el sur de México o Guatemala– hubo una enorme sequía que se vio catapultada por la tala de la mayor parte de los árboles de la región, con la intención tanto de crear zonas donde cultivar maíz como de conseguir madera para quemar y construir edificios. «Tenían que quemar 20 árboles para calentar piedra caliza suficiente para construir tan solo un metro cuadrado de sus gigantescos templos, embalses y monumentos», ha explicado el arqueólogo Tom Server, uno de los responsables del estudio.
Server y su equipo, usando dos modelos de simulación climática por ordenador, reconstruyeron los efectos de la deforestación sobre la sequía. Calcularon qué hubiese pasado en las mejores y las peores condiciones: la desaparición de todos los bosques, según sus cálculos, habría causado un aumento de tres a cinco grados de la temperatura y un descenso de entre el 20% y el 30% en las precipitaciones. Aun así, el estudio no termina de explicar por qué, según las pruebas arqueológicos disponibles, la mayor parte de las ciudades-estado mayas desaparecieron durante los periodos de sequía, pero algunas, muy pocas, sobrevivieron e incluso prosperaron. El método de deforestación maya era simple: utilizaban la agricultura basada en la tala y la quema, algo que continúa utilizándose en muchas regiones centroamericanas, por lo que los investigadores saben cómo funciona. Saben, por ejemplo, que después de uno a tres años de cultivo de la tierra, esta necesita dejarse en barbecho durante 15 años para que se recupere. Sin embargo, si no solo no se deja transcurrir ese tiempo, sino que se continúa despalando más y más para alimentar a una población más y más necesitada, lo que ocurre es que los terrenos se arruinan debido al excesivo cultivo.Y a esto, continúa el estudio, hay que añadir que los mayas cada vez podían almacenar menos agua para sobrevivir durante la estación seca. Tradicionalmente, sus ciudades trataban de guardar un suministro de agua suficiente para subsistir durante 18 meses. En Tikal (en la actual Guatemala) existía un complejo sistema de presas capaz de almacenar millones de litros de agua. Pero sin suficientes lluvias, los embalses terminaron por secarse. Y los mayas, entonces, desaparecieron.

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