viernes, 24 de diciembre de 2010

Los genes desvelan el parentesco de una familia neandertal

Piezas dentales fósiles de neandertales de la cueva de el Sidrón (Asturias) con sus notas de identificación.- CSIC/UPF
Cueva de El Sidrón, en Asturias, donde se han encontrado unos 1.800 fragmentos de huesos de neandertales de hace 49.000 años.- CSIC/UPF
ALICIA RIVERA 20/12/2010 http://www.elpais.com/
Un grupo familiar formado por una docena de individuos -tres hombres adultos (de unos 20 o 25 años), tres mujeres, niños y adolescentes- perdieron la vida, todos a la vez seguramente, en el norte de la península Ibérica. Los hombres estaban emparentados genéticamente entres sí; de las mujeres sólo una. Fue hace 49.000 años, eran neandertales y sus restos fueron a parar a la cueva asturiana de El Sidrón. El ADN, como en una investigación forense, ha desvelado ahora su parentesco y ha proporcionado algunas pistas nuevas sobre el comportamiento y demografía de aquella especie europea que dominó el continente y que desapareció hace menos de 30.000 años. Los restos de aquellos individuos de la cueva presentan claras marcas de canibalismo, una práctica conocida de los neandertales (Homo neanderthalensis). Un equipo científico ha analizado los restos y exponen sus conclusiones esta semana en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU).
"Si tomas al azar una docena de personas por la calle, en la sociedad actual, es muy difícil que siete, o incluso cuatro, de ellos tengan el mismo ADN; pero si haces el muestreo en un bautizo, por ejemplo, las probabilidades de que la gente comparta material genético son muy superiores", explica Carles Lalueza-Fox, líder del equipo científico que realizado este estudio sobre los neandertales de El Sidrón.
Todos los individuos de aquella familia debieron morir simultáneamente, dada la disposición y las características de los fósiles. "Están muy fragmentados y muchos, incluidos los cráneos, fueron golpeados para extraer el contenido", explica Lalueza-Fox, genetista del Instituto de Biología Evolucionista (CSIC-Universidad Pompeu Fabra). El canibalismo es una práctica de los neandertales que no extraña a los especialistas, ya que marcas del mismo tipo se han encontrado en numerosos fósiles de otros yacimientos.
Lo que resulta más intrigante es cómo acabó toda aquella familia muerta y consumida. Pero aquí las posibles explicaciones son hipótesis. Pudieron morir todos a la vez y, tras ser devorados, sus restos permanecerían en el suelo fuera de la cueva; luego, algún tipo de fenómeno natural extremo pudo provocar el hundimiento del terreno en El Sidrón y los huesos se precipitaron hasta la galería ahora conocida como el Osario. Tal vez el grupo era más numeroso, tal vez había más niños.... o no.
Los fósiles neandertales se descubrieron en 1994 en esa cueva de 3.700 metros de longitud, con una galería principal y varias secundarias transversales. Una de ellas, a unos 220 metros de la entrada principal es el Osario, donde se han recuperado ya 1.800 fragmentos de huesos de neandertales de al menos 12 individuos. El ADN de uno de ellos, un adolescente, se ha utilizado en el proyecto internacional del Genoma Neandertal.
En este nuevo estudio, los científicos han obtenido ADN mitocondrial (la mitocondria es un orgánulo de la célula, externo al núcleo, y se hereda por vía materna) de fragmentos de huesos de los 12 individuos, sobre todo de dientes, y siempre sin destruir los fósiles. Por las piezas dentarias (de leche en el caso de los niños, y por el desgaste en los adultos), los investigadores saben que la población de El Sidrón estaba formada por tres adultos (dos mujeres y un hombre), tres jóvenes adultos (dos hombres y una mujer), tres adolescentes de entre 12 y 15 años y posiblemente todos masculinos, y tres individuos juveniles o infantiles con edades comprendidas entre los dos y los nueve años.
"Las pruebas arqueológicas, paleontológicas y geológicas indican que estos individuos constituían la totalidad o una parte de un grupo social contemporáneo de neandertales que murieron aproximadamente al mismo tiempo y que resultaron sepultados a la vez debido al colapso de una cueva subterránea", explican los investigadores en Proceedings.
El ADN permite relacionarlos parentalmente y la prueba del cromosoma Y ayuda a diferenciarlos por sexo. La docena de neandertales de El Sidrón pertenecen a tres linajes femeninos diferentes de siete, cuatro y un individuos cada uno. La distribución es la siguiente: las tres mujeres adultas pertenecen cada una a un linaje, mientras que los tres hombres son del mismo. Al combinar la información morfológica de los huesos con el material genético, los investigadores conjeturan que dos de los niños pueden ser hijos de una de las hembras (con espacio de unos tres años entre parto y parto) y otro sería hijo de otra de las hembras. La tercera hembra no tienen ningún pariente genético en el grupo.
Estos datos "concuerdan con la hipótesis de que eran las hembras las que se movían de un grupo a otro", explica Antonio Rosas (paleobiólogo del CSIC), otro de los investigadores del equipo. Esta incorporación femenina al grupo social del hombre se denomina patrilocalidad, y es corriente (en torno a un 70%) en sociedades tradicionales actuales, apunta Lalueza-Fox. En cuanto a los neandertales, "el intercambio [de hembras] tendría lugar durante encuentros puntuales entre los diferentes grupos en lugares comunes y en momentos relacionados con la caza", añade Rosas. El efecto de esta estrategia (que se conoce también en algunas especies de primates) es la disminución de la consanguinidad dentro de una comunidad".
Los resultados de esta investigación sobre un grupo social de neandertales "proporciona pistas tentadoras sobre la demografía y el comportamiento de la especie que fue una vez pariente cercana de la nuestra y pueden ser utilizadas para ayudar a comprender los factores que contribuyeron a su extinción", concluyen los investigadores en su artículo científico.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Descubierto un homínido de casi dos millones de años

Cráneo de la especie A.sediba descubierto en el yacimiento de Malapa (Suráfrica)- LEE BERGER | BRETT ELOFF

ALICIA RIVERA 08/04/2010 http://www.elpais.com/

Matthew Berger, un niño de nueve años, acompañaba a su padre, el científico Lee Berger, el 15 de agosto de 2008 en una bien planeada excursión por las cercanías de Johanesburgo (Suráfrica) en busca de restos del pasado. Al poco de llegar al lugar elegido para empezar el rastreo, el chico exclamó: "¡Un fósil!". Él no sabía de qué animal era, pero el padre sí: una clavícula, y cuando dio la vuelta al bloque de piedra que había encontrado su hijo con el fósil, inmediatamente identificó otro, una mandíbula con un canino, y eran de homínido, el máximo trofeo para un paleoantropólogo como él.

Expediciones posteriores en la zona, estudios minuciosos y muchos meses de trabajo para extraer los antiguos huesos de los bloques en que estaban incrustados, han sacado a la luz dos esqueletos parciales fosilizados de hace aproximadamente 1,8 millones de años. Uno es de un niño o un adolescente (entre 10 y 13 años), el que encontró Matthew; el otro, que se descubrió en septiembre de 2008, es de una hembra al final de la veintena; combinan rasgos antiguos y modernos, y los científicos afirman que son una especie nueva de homínidos desconocida hasta ahora, que ellos han bautizado Australopithecus sediba. Es más, Berger y sus colegas plantean que esta especie bien podría encajar en la línea ancestral humana, representando una transición entre los antiguos australopitecos y los primeros individuos del género Homo. Otros expertos (unos 60 científicos han visto ya los nuevos fósiles) prefieren situar A.sediba como una rama lateral -extinguida- a la línea evolutiva humana. De cualquier forma, se trata de un hallazgo sensacional, coinciden unos y otros, que proporciona rica información sobre los ancestros del hombre hace dos millones de años.

"Estos fósiles nos dan una visión extraordinariamente detallada de un nuevo capítulo de la evolución humana, convirtiéndose en una ventana abierta hacia un período clave en el que los homínidos hicieron el crítico cambio desde su dependencia de la vida en los árboles a la vida en el suelo", explica Berger (Universidad Witwatersrand, Suráfrica). "A.sediba presenta un mosaico de rasgos de un animal que se siente cómodo en los dos mundos".

Los dos esqueletos de A.sediba (que significa manantial o fuente en la lengua Sotho de la región) se presentan en la revista Science, que ha rechazado el nombre del joven Matthew entre los firmantes del artículo oficial.

Los científicos han encontrado ya huesos fósiles de al menos otros dos individuos (un niño y otra mujer) de la misma especie en el yacimiento, pero aún no han acabado de estudiarlos y no se dan a conocer de momento.

La hembra y el joven cuyos esqueletos bien conservados se presentan ahora medirían 1,27 metros (aunque el chico seguramente crecería aún algo más); ella podría pesar 33 kilos y él, 27; tenían un cerebro pequeño (unos 420 ó 450 centímetros cúbicos frente a los 1.200-1.600 centímetros cúbicos del nuestro), dientes caninos pequeños, brazos largos, manos fuertes, pelvis avanzada y extremidades inferiores largas. Desde luego caminaban -y seguramente corrían- erguidos. Los fósiles han sido datados mediante diversas técnicas entre 1,95 y 1,78 millones de años. De la cronología y del estudio del entorno del yacimiento se ha ocupado un equipo dirigido por Paul Dirks (Universidad James Cook, Australia). Uno de los cráneos está todavía incrustado parcialmente en un trozo de roca, pero los investigadores han decidido no extraerlo por el riesgo de que se pueda romper, pero lo han estudiado con detalle en el sincrotrón europeo ESRF y han obtenido así una reproducción óptima.

Berger y Dirks empezaron su investigación explorando, con la ayuda de Google Earth, una zona de cuevas, Malapa, cerca de Johanesburgo. El fósil que encontró Matthew y el resto estaban en cavidades con sedimentos, y los investigadores han reconstruido el escenario de la muerte de aquella hembra y aquel joven hace casi dos millones de años. Debieron caer, junto con otros animales, a una cueva profunda y luego fueron arrastrados hasta un lago subterráneo. Tal vez era una época de sequía y los animales se acercaban al agua. Los esqueletos, al estar fuera del alcance de animales depredadores, se conservaron muy bien. Por la disposición de los fósiles en el sedimento, los expertos no descartan que los dos homínidos murieran a la vez o muy cerca en el tiempo.

A. sediba entra directamente en los libros y en los debates de los paleontólogos acerca de la evolución de las especies ancestrales humanas. Estos fósiles tienen aproximadamente un millón de años menos que el famoso esqueleto Lucy, una hembra de Australopithecus afarensis considerada una remota antepasada de la humanidad. Pero 1,9 millones de años tiene el Homo erectus, considerado un antepasado del Homo sapiens, con el que los nuevos esqueletos comparten algunos rasgos. La cuestión es si los individuos de A.sediba son los supervivientes de australopitecos anteriores (A.africanus) que al final se extinguieron, mientras evolucionaban las línea Homo, o si se trata de una especie de transición entre esos australopitecos previos y el H.erectus, como sugieren sus descubridores.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sen-en-Mut y la cámara secreta

CÉSAR ANTONIO MOLINA 24/04/2010 http://www.elpais.com/

En Deir el-Bahari, a los pies del Dyeser-Dyeseru (el templo funerario o templo de millones de años mandado construir por la reina Hatshepsut), se encuentra la capilla subterránea que excavó el arquitecto Sen-en-Mut, valido y amante de la soberana. El mayordomo de Amón pertenecía a una familia media egipcia. Formó parte de las tropas de Tutmosis I que lucharon contra Nubia. Luego fue nombrado gobernador de la Casa de la hija del faraón, es decir, se convirtió en el maestro y preceptor de la princesa. Él tenía 35 años y ella 14. Llegó a poseer cerca de un centenar de títulos. No tuvo ni esposa ni hijos. Fue en todo fiel a Hatshepsut. Murió probablemente antes que ella. A partir de ese momento, la reina comenzó a perder todo su poder en favor de Tutmosis III, su sobrino. La reina gobernó Egipto durante 21 años (desde 1478 hasta 1458 antes de Cristo). La labor destructora de su memoria por parte del sucesor fue terrible. Incluso la hizo desaparecer de la lista de los faraones. ¿Asesinada? Probablemente no, pero sí apartada, relegada.
Sen-en-Mut siempre estuvo junto a Hatshepsut. Ella era hija de Tutmosis I (1524-1518). Cuentan que era tan bella como Nefertiti. Se casó con su hermanastro Tutmosis II, que reinó del 1518 al 1504 antes de Cristo. Enviudó muy pronto y, debido a la juventud de Tutmosis III (uno de los más grandes faraones de todas las dinastías egipcias), asumió la regencia. Tuvo dos hijas. La primera, Neferu-Ra, aparece muy representada junto a su supuesto padre Sen-en-Mut. Ambas hermanas -seguramente del mismo progenitor- se casaron con Tutmosis III. La segunda, tras morir la primera.
Los arqueólogos españoles Teresa Bedman y Francisco Martín han estado trabajando en este lugar durante los últimos años. Teresa decide esperarnos fuera, mientras Francisco inicia el descenso conmigo. La luz del día penetra hasta muy avanzada la caminata. Pisamos sobre una estructura escalonada de madera con pasamanos. De repente, las tinieblas. "Estoy entre las tinieblas, como ciego", diría Rilke. Pasos más abajo, la ingeniería del hombre moderno da paso a los viejos escalones térreos de los antiguos egipcios. Bajamos en silencio, y cuando estamos en el muro norte, a la altura del resbaladizo octavo escalón, antes de descender a la primera cámara, mi guía enfoca su linterna contra la pared. Surge entonces de improviso el rostro de un hombre. Nos mira fijamente. El autorretrato que lleva allí impertérrito desde hace más de tres milenios fue dibujado con tinta negra sobre una superficie estucada. Cuatro líneas rojas formando una cuadrícula lo enmarcan. Quizá el busto vigila la entrada. El anfitrión se presenta al huésped, al desconocido, al visitante del futuro y le pide que sea respetuoso con el lugar que guarda su memoria. Los jeroglíficos enfrentados al rostro reproducen el nombre de Sen-en-Mut y añaden uno de sus títulos más queridos, "mayordomo de Amón".
Pocos espacios me han causado tan profunda emoción. La cámara, según Francisco la va iluminando, es de una belleza inusitada. Allí nos dejamos acunar bajo el mismo cielo de otra época: estrellas, constelaciones, planetas, los círculos lunares que muestran los 12 meses del calendario egipcio. Inscripciones jeroglíficas, dibujos, textos religiosos. Además, hay diferentes referencias a Hatshepsut. Estamos bajo un techo astronómico, en una capilla que contiene el más antiguo mapa celeste. Con esta guía del cielo nocturno se fijan los momentos exactos para ser leídos los fragmentos de los textos religiosos de las paredes. Francisco se sitúa con la linterna en el centro de la sala como si fuera un sol oculto por las tinieblas. Yo doy vueltas como un planeta sin rumbo. Enumera pormenorizadamente todos los simbolismos y añade algo de nuevo emocionante. Las mediciones actualizadas han permitido comprobar que, según este plano, la Osa Mayor se encuentra situada en el exacto lugar o declinación que le correspondería en el cielo bajo el cual Sen-en-Mut vivió. ¡Qué privilegio encontrarnos bajo el amparo de ese mismo decorado que el arquitecto vio hace miles de años!
Probablemente Sen-en-Mut construyó este hipogeo para enterrarse. Luego no fue así, pues su verdadera tumba está cerca del templo de Dyeser-Dyeseru (aunque se desconoce, finalmente, dónde fue enterrado). Por las medidas del corredor y las estancias no parece que aquí pudiera caber un sarcófago del tamaño correspondiente a la importancia de este personaje. Teresa y Francisco piensan que, en realidad, lo que hizo Sen-en-Mut fue construir una capilla extraordinaria semejante a las de Dyeser-Dyeseru. Bajo el templo de Hatshepsut, el arquitecto y político más poderoso de su tiempo tenía un lugar secreto donde se transformaba en un igual a los faraones. Allí estaba su biografía, allí estaba representada la devoción hacia Hatshepsut y las plegarias para resucitar en el otro mundo.
Bajamos a la otra cámara. Esta estancia carece de decoración, aunque hay algunas marcas y grafitos. A pesar de que es un espacio desolado, produce una sensación aún más misteriosa, pues estamos ya en las profundidades. Desde la puerta de entrada habremos caminado unos 50 metros. El profundo silencio y la densa oscuridad se hacen cada vez más espesos. Sin embargo, no siento ni frío ni calor. Aún queda una tercera y última sala más hundida. Llegamos a ella descendiendo por una rampa. El mayordomo de Amón navegaba eternamente en la barca de Ra (el gran dios responsable del ciclo de la muerte y la resurrección) a través del firmamento simbolizado en la forma abovedada del techo. Aquí se termina la construcción. Es un callejón sin salida. Ahora estamos justo debajo de la primera terraza del templo de millones de años de Hatshepsut.
Herbert Winlock hizo este hallazgo en 1927. No le dio mucha importancia. Tampoco llegó a limpiarlo, restaurarlo, interpretarlo y ponerlo en valor como lo han hecho Teresa y Francisco. Winlock empaquetó alguno de los objetos que encontró y se los llevó al Museo Metropolitano de Nueva York.
Hemos llegado al final del viaje al Más allá y reemprendemos ahora la ascensión. "Darkness before, and danger's voice behind", es un verso de Wordsworth (con la oscuridad delante y la voz del peligro detrás). La rampa y escaleras se muestran resbaladizas como si no quisieran desprenderse de nosotros. Cada uno se emplea a fondo en esta escalada. Yo voy delante y me apresuro. Llego a la superficie jadeando. Teresa está de guardia sentada bajo una lona blanca. Al verme se levanta, se acerca nerviosa y me mira con expectación. Yo sonrío y la abrazo.
El trabajo de Teresa Bedman y Francisco Martín ha sido extraordinario. Dos conciudadanos han empleado parte de su vida en recomponer minuciosamente la memoria de dos grandes personajes y amantes a quienes quisieron borrar de la historia. Teresa, Francisco, Sen-en-Mut, Hatshepsut, todos contemporáneos en la tierra o en el más allá. Ellos vivos gracias a nuestros arqueólogos, los arqueólogos vivos gracias a su eternidad.

domingo, 24 de octubre de 2010

El bulo (mundial) del Caudillo se desvanece

El general Franco y Adolfo Hitler durante su entrevista en Hendaya, en 1940.
LUDGER MEES 24/10/2010 http://www.elpais.com/
Ayer, 23 de octubre, se cumplió el 70º aniversario de la famosa reunión celebrada entre Franco y Hitler en la estación fronteriza de Hendaya. Fue la única ocasión en la que el Caudillo vio personalmente al Führer para poder agradecerle efusivamente la ayuda prestada por el dictador alemán durante la Guerra Civil. La reunión -incluida una cena de gala- duró nueve horas y su único resultado tangible fue un protocolo secreto redactado por los alemanes y acordado con los Gobiernos italiano y español en el que España se comprometió a intervenir en la guerra contra Inglaterra después de haber sido provista de la "ayuda militar necesaria para su preparación militar". Como contrapartida, Alemania facilitaría ayuda económica, alimentos y materias primas al régimen español, autorizando la "reincorporación de Gibraltar" a España y compensando el esfuerzo bélico del país con la cesión de unos "territorios en África" sin determinar.
Pocos años después comenzó la construcción de la leyenda de Hendaya por parte de los dirigentes del régimen y sus hagiógrafos, una leyenda que se iba convirtiendo en un pilar esencial del mito fundacional del franquismo. Según esta leyenda, fue la astucia de Franco la que le permitió resistir ante las presiones del dictador alemán para que España entrara en la guerra al lado del Eje. Haciendo gala de una hábil prudencia, el Caudillo supo parar las pretensiones del Führer y así salvaguardar la libertad de su país e impedir la catástrofe que hubiera supuesto un nuevo compromiso bélico. La construcción de esta leyenda se culminó con un éxito notable, pues todavía hoy día, y pese a las aplastantes pruebas aportadas por los historiadores en sentido contrario, la idea de que, gracias a una jugada táctica genial, Franco sacó a España de la II Guerra Mundial, es casi vox pópuli. Una parte no insustancial de este éxito se debe a las potencias occidentales a cuyos Gobiernos, en tiempos de la guerra fría, esta leyenda vino bien para justificar la incorporación de la dictadura franquista como nuevo aliado en el frente anticomunista, en lugar de eliminar este vestigio obsoleto del pasado fascista.
Sin embargo, 70 años después ya no puede haber lugar a la mitificación de aquel encuentro. Gracias a las investigaciones de varios historiadores, sabemos bastante bien lo que ocurrió antes, en y después de Hendaya, aunque una parte de las fuentes de la parte alemana se hayan perdido. El resultado no tiene mucho que ver con lo que cuenta la leyenda.
La correspondencia cruzada entre el Caudillo y Serrano Súñer, cuando el ministro de Gobernación y poco después ministro de Asuntos Exteriores se encontraba en Berlín para hablar con Von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores alemán, y con el mismo Hitler, no corrobora la imagen del cuñadísimo como ferviente defensor del compromiso militar de España y Franco como freno de estas pretensiones. Al contrario, en las cuatro reuniones de septiembre Von Ribbentrop trató a Serrano de forma bastante despectiva, pues no comprendía por qué el español se negaba a ceder una de las islas Canarias para el uso de la Marina alemana, cuando, según el mandatario nazi, Franco debía su triunfo en la Guerra Civil a la ayuda alemana. El español se sentía ofendido en su orgullo, pero recibía de su jefe respuestas e interpretaciones mucho más positivas que confiaban en la buena voluntad de Hitler y su supuesta comprensión de las posturas españolas, achacando los problemas a la exagerada autoestima y el deseo de protagonismo de Von Ribbentrop. En todo caso, el hecho de sentirse tratado más como un Gobierno satélite que como un potencial aliado militar contribuyó a temperar la desbordante germanofilia de Serrano Súñer, lo que también le hizo ver una hipotética entrada en la guerra con otros ojos.
Antes de llegar a Hendaya, Hitler ya había sacado la conclusión de que en ese momento la entrada de España en la guerra habría sido más un lastre que una ventaja para los intereses del Eje. Por una parte, conocía los categóricos informes de los responsables de la Wehrmacht, que constataron que Franco no poseía nada semejante a un ejército operativo y eficaz, y que cambiar esa situación requería de un costoso esfuerzo previo de rearme. Por otra parte, los bombardeos de ciudades inglesas no estaban surtiendo el efecto deseado, de manera que se imponía la impresión de que la guerra contra el único enemigo en Europa que todavía se resistía a la hegemonía alemana iba a durar más de lo estipulado. Para ello, y eso fue el tercer y decisivo argumento, Hitler necesitaba construir una amplia entente antibritánica, en la cual la Francia de Vichy estaba llamada a desempeñar un papel importante, sobre todo para cubrir el flanco africano contra los británicos y sus aliados de la Francia libre liderada por De Gaulle. Y el mariscal Pétain, presidente de la Francia colaboracionista, quiso demostrar que la confianza que Hitler depositaba en él y su régimen estaba justificada: en septiembre, las tropas de Vichy rechazaron un intento de ocupar Dakar por parte de los británicos y franceses de De Gaulle. Hitler estaba convencido, por tanto, de que si cedía ante las exigencias de Franco pagándole su entrada en la guerra con el traspaso -una vez ganada la guerra- de territorios hasta entonces franceses en África, esta concesión iba a provocar la masiva deserción de las tropas francesas en aquellos territorios coloniales y el inevitable avance de los británicos. Mussolini compartía totalmente esta valoración.
En Hendaya no hubo, por tanto, ninguna presión directa con el fin de forzar a Franco a entrar en la guerra. Hitler entendía el viaje más bien como un viaje de exploración, cuyo objetivo era el de mediar y consensuar los diferentes intereses defendidos por sus aliados en el bando antibritánico. Su mensaje era claro: todo lo que obstaculiza la consecución y puesta en práctica de esta entente bajo la hegemonía de Alemania perjudicaba a la guerra y retrasaba la victoria final. De ahí también el tremendo enfado del Führer al salir de su reunión con Franco -a Mussolini le dijo que prefería que le sacaran tres muelas antes de tener que estar otra vez nueve horas con Franco-. ¿Cómo podía un don nadie, que le debía a él su puesto, insistir en unas reivindicaciones territoriales a sabiendas de que la realización de las mismas tenía necesariamente que resquebrajar la alianza con Vichy y, por consiguiente, ayudar al enemigo?
Paul Preston está en lo cierto cuando afirma que si la España franquista no entró en la guerra, no fue el resultado de ninguna genial estrategia para evitarlo: quedó fuera porque Franco tuvo suerte. Suerte porque en septiembre y octubre de 1940 Hitler, todavía en la cúspide de su poder pero inquieto porque Inglaterra se le estaba resistiendo, estaba convencido de que Pétain le ofrecía mucho más que Franco. No es posible saberlo hoy, pero no es nada descabellada la hipótesis de que si el asalto británico a Dakar se hubiera saldado con éxito, y si, debido a ello, Pétain no hubiera tenido la oportunidad de lucirse y hacer subir sus acciones en la bolsa del poder nacionalsocialista, Hitler habría estado más receptivo ante las reivindicaciones territoriales del Caudillo. Así, una vez satisfecho su sueño de grandeza africanista, el Caudillo habría conseguido el botín que buscaba como recompensa para la entrada en la guerra. Sin embargo, la suerte redujo su participación militar activa al envío de los casi 50.000 soldados de la División Azul con el uniforme de la Wehrmacht al frente del Este.

jueves, 7 de octubre de 2010

Orgías en la corte de Guillermo II

ABS.es EFE / BERLÍN 21/09/2010
Un paquete de cartas anónimas ha sacado a la luz un gran escándalo de orgías y duelos a muerte en la puritana corte del emperador Guillermo II de Alemania, que intervino personalmente para tratar de atajarlo.
«Escándalo en el pabellón de caza de Grunewald: masculinidad y honor en el imperio alemán» es el título del libro que acaba de publicar el historiador Wolfgang Wippermann, en el que revela con todo lujo de detalles el desarrollo de una fiesta de la nobleza que degeneró en una sonada orgía.
Un total de quince miembros de la corte del rey prusiano -9 de ellos hombres y 6 mujeres- participaron en el encuentro sexual una noche de enero de 1891 en el más antiguo palacio berlinés que se conserva, tras una jornada de caza en los bosques de Grunewald, según se desprende de las 246 cartas anónimas estudiadas por Wippermann.
Éstas revelan que en el selecto grupo figuraba la propia hermana mayor del emperador, pero también el maestro de ceremonias imperial, Leberecht von Kotze, y el príncipe Federico Carlos de Hesse, marido de otra de las hermanas del monarca, así como otros príncipes, duques y duquesas, condes y condesas, muchos amigos íntimos de Guillermo II.
El escándalo se extendió a lo largo de cinco años, el tiempo en el que fueron enviadas las cartas anónimas, muchas ilustradas con fotografías pornográficas en las que se recortaron las caras de sus protagonistas para ser sustituidas por los nombres de las personas que participaron en la orgía de sangre azul.
Las misivas revelan además la práctica de actos sexuales rechazados e incluso prohibidos por la ley en la estricta y puritana sociedad prusiana de la época, como las relaciones homosexuales entre hombres o mujeres o el adulterio.
Llamativas revelaciones
Descubiertos en el histórico y policial Archivo Secreto Prusiano, en el barrio berlinés de Dahlem, los anónimos revelan que Alide von Schrader, esposa del maestro de ceremonias, mantuvo en la cita prácticas lesbianas, mientras que el príncipe Aribert von Anhalt practicó sexo anal con otro de los invitados.
Las cartas se ceban especialmente con el conde de la familia Hohenzollern Friedrich von Hohenau, amigo íntimo del emperador, y su esposa Charlotte, el primero por su notoria homosexualidad y la segunda por acumular amantes como el que llegara a ser primer ministro del Reich Max von Baden, o Herbert von Bismark, hijo mayor del Canciller de Hierro.
Pero también con el cuñado del emperador Ernst Günther, famoso por sus visitas sistemáticas a los mas lujosos burdeles berlineses, al que en las misivas se cita por su apodo más famoso, el de Herzog Rammler», que traducido libremente vendría a ser en castellano el «duque fornicador».
Impulsado por el estricto código de honor y masculinidad que regía en la época, el escándalo, que llegó a trascender a la opinión pública, tuvo un final sangriento con la celebración de duelos a pistola con varios heridos, aunque con una sola muerte, en la búsqueda del autor de los anónimos.
Esta fue la del príncipe von Schrader, que fue abatido al amanecer por Leberecht von Kotze -ambos participantes en la orgía-, en un llamado duelo de barrera, en el que los contrincantes pueden dispararse sin cesar mientras caminan para encontrarse. Los distintos duelos consecuencia de la orgía fueron incluso fomentados por el propio emperador en su celo por la salvaguardia del honor prusiano, aunque el escándalo condujo poco después a que ese tipo de enfrentamientos entre nobles acabaran siendo prohibidos por ley por el Reichstag, el Parlamento germano.
Lo que el historiador Wippermann no ha podido desvelar con absoluta seguridad la autoría de los más de dos centenares de cartas anónimas, todas de la misma mano, que desencadenaron el escándalo. Wippermann sospecha, sin embargo, y espera que un estudio grafológico lo confirme, que la autora de las cartas fue Charlotte, la hermana mayor del emperador, quien se supone fue la organizadora de la cita y a quien su propia madre tachaba de «malvada».
Fallecida en 1919 en el balneario de Baden-Baden, donde recibió tratamiento psiquiátrico, la princesa Charlotte von Hohenzollern era al parecer, según los historiadores, una reina de «la conspiración y el cotilleo».

domingo, 3 de octubre de 2010

La hora terrible de los vencidos

Expulsados de la región de los Sudetes como consecuencia de la represión aliada tras la derrota alemana.- GALAXIA GUTENBERG
Giles MacDonogh, fotografiado ayer en Barcelona.

JACINTO ANTÓN 02/10/2010 http://www.elpais.com/diario/

Vae Victis! ¡Ay de los vencidos! A ningún pueblo como al alemán al acabar en 1945 la II Guerra Mundial se le puede aplicar tan precisamente la frase de Breno, el caudillo galo que justificó con el peso de su espada la falta de contemplaciones con los romanos derrotados. La vida se convirtió en un infierno para muchísimos alemanes, cuando buena parte del mundo se felicitaba por el fin de la contienda más atroz jamás librada. La historia de los terribles padecimientos de los grandes perdedores de la guerra ha pasado en buena parte inadvertida no solo porque el castigo y la venganza de los enemigos parecían consecuencia lógica, y hasta justa, de los pecados del III Reich, sino porque los propios alemanes afrontaron a menudo esos sufrimientos con sentimiento de culpa. De todos esos sufrimientos escribe el historiador británico Giles MacDonogh (Londres, 1955) en su impresionante ensayo Después del Reich, crimen y castigo en la posguerra alemana (Galaxia Gutenberg).
Los aliados llegaron acompañados por el odio y las poblaciones sometidas por los nazis se cobraron las cuentas en horrenda moneda de sangre. Los vencidos fueron internados en campos de concentración -a menudo en los propios lager nazis- en condiciones atroces, deportados, sometidos a marchas de la muerte y sevicias sin cuento, a torturas dignas de los peores especialistas de la Gestapo; fueron masacrados, violados, humillados hasta límites inverosímiles. En Praga, por poner solo un ejemplo, hubo una quema de alemanes colgados en fila de las farolas, como antorchas vivientes: la mayoría eran miembros de las SS, pero los checos no eran muy meticulosos al diferenciar los uniformes e insignias y también incineraron vivos a soldados de la Wehrmacht.
La noche del 5 de mayo de 1945 hombres, mujeres y niños alemanes refugiados en una escuela fueron sacados al patio de diez en diez y fusilados; los supervivientes hubieron de desnudar y enterrar los cadáveres, protagonizando escenas que no hubieran desentonado en Babi Yar. En la Könisberg sometida a la ocupación brutal de los rusos la hambruna provocó casos de canibalismo dignos del Leningrado sitiado. El general estadounidense Lucius Clay, de la comisión de Control de los Aliados, reconoció el uso sistemático de torturas a alemanes sospechosos, algunas inspiradas en las que empleaban las SS en Dachau: "Por desgracia, en el ardor de los momentos posteriores a la guerra recurrimos, para obtener pruebas, a medidas que no habríamos utilizado una vez extinguido dicho ardor".
En su pormenorizado y conmovedor viaje a la experiencia alemana de la derrota, MacDonogh combina las estadísticas -más de tres millones de alemanes muertos después de que acabara oficialmente la guerra, 16.500.000 civiles expulsados de sus hogares, 200.000 niños nacidos en 1946 fruto de las violaciones- con entrevistas realizadas a testigos de los hechos.
MacDonogh, un hombre tranquilo con ese extraordinario sentido de la anécdota relevante que tienen los buenos historiadores británicos para amenizar y humanizar sus trabajos, llegó al tema como desarrollo natural de un libro sobre Prusia en el que ya abordó las consecuencias de la derrota de 1945. Su abuelo era un judío austriaco, su familia tuvo que huir del país y pagó tributo de dolor en los campos de exterminio.
Para el historiador, "incluso el castigo legal de los alemanes resultó muy imperfecto e injusto, algo lógico cuando se piensa que en los juicios de Nurenberg uno de los jueces no era ni siquiera jurista sino un general ruso que acusaba a los alemanes de la matanza de Katyn y que los bombardeos aliados de civiles alemanes no fueron siquiera mencionados". Los colectivos alemanes que más sufrieron fueron los del Este, los de los sudetes, los de Yugoslavia... "Si eras un nazi que vivía en Suabia no padecías tanto como un no nazi de Prusia oriental". En cuanto a los prisioneros, "en Yugoslavia los mataron a casi todos, en Polonia y en Rusia los esclavizaron, los franceses se vengaron en ellos y en los campos en EE UU murieron 100.000".
Del peligro de que su libro pueda ser usado para llevar agua al molino de la ultraderecha reconoce que en efecto existe: "Esa es la razón de por qué obras así no gustan en Alemania: parece que relativicen la culpa y alivien la responsabilidad de los alemanes por los actos que cometieron. Pero eso no debe detener al historiador, so pena de ignorar injustificablemente un período de la historia".

domingo, 26 de septiembre de 2010

La rebelde que huía de Jaime I

Trabajos de recuperación de los huesos de mujer hallados en un acantilado del término de Artà, en Mallorca.- MATEU RIERA

ANDREU MANRESA 24/09/2010 http://www.elpais.com/

Primero aparecieron las llaves de forja de tres casas del siglo XIII ocultas en una cueva abierta en los montes de Ferrutx y ahora ha sido hallado el cadáver de una de las propietarias, una mujer rebelde, una habitante bereber de Mallorca que en marzo de 1230 intentó huir con un grupo de payeses sarracenos de las huestes colonizadoras catalano aragonesas del monarca Jaume I, llamado el conquistador.
"Se ha confirmado un caso final de la conquista de Mallorca, narrado por el rey en su crónica El llibre dels fets. Excepcionalmente excavamos un episodio concreto, que es real. Los hechos son ciertos y los hallazgos documentan lo escrito", observa el historiador Miquel Barceló que con Mateu Riera y Helena Kirchner dirige la campaña de investigación que se realiza desde 2009 en un acantilado del término de Artà (el Iraten de los bereberes). Mallorca era una isla oriental de Al Andalus.
Aquel refugio, una bauma, no fue vulnerado por otros humanos desde el siglo XIII hasta que los montañeros de los bomberos de Mallorca detectaron restos cerámicos. "Todo allí quedó intacto desde aquel día de noche llena de marzo de 1230 en que los payeses fueron capturados. Nadie regresó a buscar las llaves o el cuerpo. Los payeses que se refugiaron en la cueva no sabían que su isla había sido invadida y la capital (Medina Mayurka, Palma) tomada tres meses atrás. No pensaron en que se convertirían en cautivos, derrotados, por eso viajaban con las llaves", agrega Barceló.
Los historiadores, con la ayuda de escaladores, han rastreado y excavado el refugio de tan difícil acceso y han profundizado en el examen de los restos del ajuar doméstico y de comida (granos, almejas, erizos de mar, espinas, huesos de conejo de la última comida preparada en un horno- tinaja). Los trabajos se centrarán ahora en los aspectos antropológicos del cuerpo hallado.
Los restos de una mujer que nació al estrenarse el segundo siglo del primer milenio -posiblemente tendría entre 20 y 40 años al morir en su refugio-, han sido hallados este mes de septiembre en un enterramiento musulmán entre rocas, a pocos metros de donde aparecieron las tres llaves, que han sido restauradas. La mujer estaba oculta en la montaña con dos decenas más de los que eran habitantes de Mallorca. El cuerpo estaba enterrado de lado y orientado hacia el sureste hacia la Meca en un acantilado.
El rey Jaume I encomendó la captura de los últimos rebeldes a un caballero especialista en desalojos y acciones complejas, el aragonés Pere Maça -retratado en murales bélicos del MNAC en Barcelona las tropas de los caballeros y magnates de Medina Mayurka. Maça reclamó tiradores de ballesta, picadores y lanceros. Los payeses en fuga de la Mallorca musulmana buscaron un entorno montañoso y litoral donde, precisamente, el pintor Miquel Barceló tiene su casa y estudio en el pabellón de caza del rey Sanxo. En aquella zona se capturaron hasta 2000 musulmanes que los catalano aragonoses esclavizaron. En dos generaciones no quedó rastro ni habitante de Al-Andalus mallorquín.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hallan en Gran Bretaña herramientas de los primeros habitantes del norte de Europa

ELMUNDO.es 08/07/2010

El primer asentamiento de homínidos en el norte de Europa se produjo en la costa este de Gran Bretaña y 100.000 años antes de lo que se pensaba, según publica la revista científica Nature esta semana.
La investigación, llevada a cabo por un equipo de arqueólogos y científicos de varias universidades británicas junto al Natural History Museum y el British Museum de Londres, data las herramientas de sílex encontradas en la costa este de Gran Bretaña en más de 800.000 años. Estas 70 herramientas pertenecerían a los primeros homínidos asentados en el norte de Europa, con anterioridad a los restos más antiguos conocidos hasta el momento, que se habían encontrado en las áreas de los Pirineos y los Alpes.
La presencia de homínidos en las islas británicas hasta ahora databan de hace 500.000 años 'sólamente'. Sin embargo, el descubrimiento de las excavaciones de Happisburgh, en la costa este de la región de Anglia (Reino Unido), confirma la llegada de homínidos en la isla mucho antes, hace unos 800.000 años, durante un breve periodo de cambio de temperaturas parecido al clima Mediterráneo hoy en día.
Las 70 herramientas de sílex encontradas son las primeras muestras de presencia continuada de homínidos en los límites de bosque boreal de Eurasia durante el Pleistoceno temprano. La duras condiciones de vida en esas frías latitudes, con pocas horas de sol y esasa presencia de animales para alimentarse, demuestra la capacidad de adaptación a las diferencias climáticas de nuestros predecesores.
Los homínidos que fabricaron estas herramientas encontradas en Happisburgh podrían estar emparentados con sus coetáneos ibéricos de Atapuerca, España, pertenecientes a la especie 'Homo antecessor', con una fisiología facial bastante similar al 'Homo Sapiens'.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Adolf Hitler no fue un héroe en la Primera Guera Mundial

EFE / LONDRES. 18/08/2010 ABC.es

Adolf Hitler no fue un héroe en la I Guerra Mundial, ya que siempre estuvo alejado del frente de batalla, y el antisemitismo y radicalización que le llevaron al poder años después no nacieron a raíz de la dolorosa derrota en la contienda.
Así lo afirma el historiador de la Universidad de Aberdeen (Escocia) Thomas Weber en su libro "La primera guerra de Hitler", en el que asegura que la trayectoria del dictador en la I Guerra Mundial fue una elaborada fabricación del régimen nazi. Weber basa su afirmación en nuevas cartas y documentos descubiertos en archivos alemanes, que sugieren que Hitler no sólo no fue un héroe en el campo de batalla, sino que sus compañeros se referían a él como "etappenschwein", "un cerdo de la retaguardia".
Hasta ahora, el consenso de los historiadores era que el joven Adolf Hitler se jugó la vida como portador de mensajes entre el mando y el frente de batalla, pero los papeles a los que ha tenido acceso Weber indican que era un mensajero de retaguardia y que siempre estuvo a más de 5 kilómetros de la primera línea. "La primera guerra de Hitler", que estará a la venta en el Reino Unido a partir del próximo 16 de septiembre, sostiene que el Partido Nazi invirtió tiempo y dinero para suprimir cualquier evidencia física de la auténtica historia del "Führer" durante la guerra, con el objetivo de convertirlo en un político popular.
"El mito de Hitler como soldado valiente y la camaradería que vivió en las trincheras fue algo que el Partido Nazi usó desde el principio para extender su influencia más allá de la extrema derecha", manifestó el historiador en un comunicado. Los nazis "hicieron todo lo posible para proteger esta idea", destacó Weber, quien aseguró tener constancia de que unas memorias escritas por uno de los compañeros de Hitler fueron significativamente alteradas tras su publicación en 1933.
Lo que los nazis consiguieron convertir en hecho histórico es que la I Guerra Mundial fue el caldo de cultivo político de Hitler, que se radicalizó por sus vivencias y su sentimiento de que Alemania fue humillada por los aliados con el Tratado de Versalles. Pero la realidad, según Weber, era que "la vida de Hitler durante la guerra era su auténtico talón de Aquiles" y que los nazis temieron durante mucho tiempo que su versión de los hechos se colapsara como un castillo de naipes si se conocía la versión de quienes estuvieron con él, o cerca de él, durante la contienda.
"Hitler era un elemento atípico en el regimiento al que pertenecía y realmente no sufrió una radicalización por la guerra", subrayó el historiador, convencido también de que si Hitler vio reconocido su esfuerzo militar con la Cruz de Hierro fue porque estaba muy bien conectado, y no porque fuera un soldado valiente.
Relato exagerado
Weber afirma también en su libro que Hitler exageró el relato acerca de que fue el único soldado de su regimiento que sobrevivió a una batalla contra fuerzas británicas de élite. El historiador fundamenta la gran parte de sus revelaciones en los archivos del 16 Regimiento de Reserva de la Infantería Bávara (RIR 16), que hasta ahora no habían sido catalogados ni utilizados por los estudiosos para indagar en la vida del "Führer".
Weber los encontró prácticamente intactos en el Archivo de Guerra de Baviera (Alemania), porque habían sido traspapelados e incluidos en el archivo general de la división a la que pertenecía el regimiento al que estaba adscrito Adolfo Hitler.
El historiador también compiló una lista de 59 judíos que formaron parte del mismo regimiento, logrando localizar a la familia de Hugo Gutmann, el oficial judío que propuso a Hitler para ser condecorado con la Cruz de Hierro en 1918. Igualmente, localizó a los familiares de Justin Fleischmann, un soldado judío cuyos diarios de guerra no reflejan en ningún momento que ya existiera un sentimiento antisemita en el regimiento o que los miembros del grupo se consideraran entonces nacionalsocialistas.
Es más, señala Weber, ni siquiera la mitad de los supervivientes del regimiento apoyaron políticamente a Hitler tras la guerra y en el año 1933 sólo el 2% de ellos era miembro del Partido Nazi. En este sentido, el libro revela que Hitler sólo acudió a una reunión de veteranos de su regimiento, en 1922, en la que fue "fríamente ninguneado", por lo que nunca regresó, ni siquiera en 1934 cuando ya estaba en el poder y sus compañeros se reunieron para conmemorar el 20 aniversario del inicio de la I Guerra Mundial.
"Nunca pensé que escribiría sobre Hitler, porque hay muchos libros sobre su vida, pero descubrí que casi no sabemos nada sobre Hitler y la I Guerra Mundial, y que prácticamente todo lo que sabemos se basa en 'Mein Kampf' o en la propaganda nazi", explicó. "Fue una sorpresa encontrar tanto material nuevo. Más del 70% de mi libro se basa en fuentes no utilizadas previamente", aseguró.

domingo, 15 de agosto de 2010

Pedro Bohórquez, ¿un Inca granadino?

Cerro de la Sal
Luis Conde- Salazar 11/08/2010. ABC.es

El 11 de agosto de 1657 un magnético pícaro granadino nacido en la aldea de Arabal en 1602 y probablemente de ascendencia morisca, fue proclamado «Inca del Tucumán» por el gobernador de aquella región, hoy en el norte de Argentina pero entonces perteneciente al Virreinato del Perú. Se llamaba Pedro Bohórquez, aunque casi con total seguridad su nombre verdadero fuera el de Pedro Chamijo. Por un tiempo también se hizo conocer como Francisco después de ser descubierto en uno de sus múltiples engaños, a los que no fueron ajenos durante más de cuarenta años virreyes, gobernadores, seglares, eclesiásticos y los propios indios pacciocas del Valle de Calchaquí, un reducto junto a los Andes que mantenía una cierta autonomía de la Corona española. Bohórquez, así lo llamaremos, perteneció a esa caterva de buscavidas que desembarcaron en la América colonial en pos de una fortuna y un éxito social que difícilmente encontrarían en la península, sobre todo teniendo en cuenta que aquel territorio, nuevo y lejano, era un campo abonado para la fabricación de sueños, mitos y utopías, que se desplazaban por la geografía continental e insular al ritmo de la imaginación de sus perseguidores. Sin duda El Dorado es el más conocido de esos mitos, pero hubo muchos otros, como las Siete Ciudades de Cíbola, la Ciudad de los Césares, el País del Gran Paitití... Precisamente el Gran Paitití tendría, como veremos, una atracción especial para Bohórquez, aventurero que un buen día decidió que a sus días les esperaban o la gloria o la horca. O una cosa u otra.
¿Cómo llegó a «coronarse» como inca (emperador) un hombre de familia humilde sin apenas formación académica ni castrense, que llegó a América con 18 años sin nada que llevarse a la boca? Más o menos, así fue: Bohórquez (todavía Chamijo) desembarcó en la localidad peruana de Pisco en 1620, pero en vista de que en aquella ciudad las oportunidades no eran muchas se dirigió a Quinga Tambo, donde contrajo matrimonio con Ana Bonilla, hija de zambo (mezcla de negro e indígena) e india, lo que le permitió vivir con cierta soltura entre dos mundos, aunque eso significara también ser un excluido de ambos. En 1628 tomó posesión de su cargo como virrey del Perú el conde de Chinchón y, justo a la vez, nuestro personaje comenzó a dar muestras de su talento para el embuste. Le faltaba todavía rodaje como buen falsario y fue «descubierto» por el virrey cuando trataba de colocarle una expedición a las fuentes del río Marañón o Amazonas, donde dijo se encontraba el Gran Paititi, un país en el que el oro y la plata brotaban poco menos que de los árboles.
El granadino huyó a Potosí y allí adquirió nueva identidad, haciéndose pasar por sobrino del clérigo Alonso Bohórquez, a quien consiguió engañar. En 1639 el virrey era ya el marqués de Mancera y este sí que cayó en la trampa: La expedición a las fuentes del Marañón se llevó a cabo con su autorización pero, claro, la cosa terminó mal y una vez más Pedro hubo de desprenderse de su identidad, para llamarse por un tiempo Francisco, justo el suficiente hasta que el conde de Salvatierra, nombrado virrey en 1647, sucumbiera a sus fabulaciones, tan poco veraces como muy verosímiles, y autorizara una nueva expedición, que como la anterior culminó en un estrepitoso fracaso. Bohórquez fue deportado a una prisión en Valdivia, en el sur de Chile, pero consiguió huir, llegar a Mendoza en la actual Argentina y desde allí acceder a la región de Tucumán, al frente de cuyo gobierno figuraba Alonso de Mercado desde 1655. Aquí da comienzo la parte más suculenta del relato de la vida de éste «héroe falsario», cuando mediante un juego a tres bandas se decide por tomarle el pelo a todo el mundo. Gracias al misionero jesuita Eugenio de Sánchez, entusiasmado con los relatos de Bohórquez, se entrevistó con Alonso Mercado en Pomán. Le vendió una gran idea para cristianizar a los naturales de Calchaquí, con quienes ya había tenido intenso contacto, convertirlos en súbditos del rey de España y de paso explotar los muchos recursos minerales de la zona. Él se convertiría en «Inca» y así evitaría que los nativos se sublevaran. Pero, por otra parte les contaba a «sus» súbditos que él conocía bien a los españoles y que sabía como liberarse de ellos, instándolos a la rebelión. Así que Bohórquez era tanto lugarteniente del gobernador y capitán general, como líder emancipador indígena.
Tras establecer la capitalidad de ese reino en Tolombón, sus artimañas fueron descubiertas por las autoridades españolas pero, en lugar de entregarse, el inca Bohórquez llevó a cabo una serie de escaramuzas bélicas, sobre todo contra las poblaciones de Salta y San Miguel. Finalmente fue apresado, pero hete aquí que el virrey, tras escucharle, le indultó. Por poco tiempo, puesto que una vez más fue descubierto en sus lucidas patrañas. Esta vez fue encontrado culpable y condenado a muerte. El 3 de enero de 1667 fue sometido a garrote en Lima; su cuerpo, ya sin vida, fue ahorcado y, más tarde, su cabeza separada del tronco y mostrada a la concurrencia como aviso a navegantes...



sábado, 26 de junio de 2010

El homínido más antiguo recibe críticas

Representación del 'Ardipithecus ramidus'- SCIENCE
http://www.elpais.com/
MALEN RUIZ DE ELVIRA 27/05/2010

¿Era Ardi, el homínido más antiguo encontrado hasta ahora, verdaderamente un antepasado del ser humano, y vivía en un bosque o más bien en una sabana? Algunos aspectos de lo que fue considerada la noticia científica más importante del año 2009 son objeto de cierto debate en la comunidad científica, que se refleja en un intercambio de argumentos entre los descubridores y estudiosos del Ardipithecus ramidus, hallado en Etiopía, y sus críticos.
Por un lado, el especialista en homínidos extinguidos Esteban E. Sarmiento, de la Fundación Human Evolution de EE UU, cree que no existen pruebas suficientes de que Ar. ramidus fuera un homínido, es decir, que perteneciera al linaje humano tras la separación del linaje del chimpancé, y se inclina por que era anterior a esta divergencia.
La presentación en sociedad, largamente esperada, del Ar. ramidus, un fósil de hace 4,4 millones de años, se hizo a través de una decena de artículos publicados, bajo la dirección del paleontólogo estadounidense Tim White , el 2 de octubre de 2009 en la revista Science, la misma que acoge ahora el debate. Según Sarmiento, la identificación de un homínido sobre la base de las características de los dientes caninos y premolares induce a equivocación y otras supuestas pruebas, como la de que podía andar erguido basándose en la morfología del pie, no son convincentes.
White y algunos de sus colegas argumentan que son múltiples los parecidos dentales, craneales y esqueléticos entre el Ar. ramidus y otros homínidos, especialmente con el australopiteco posterior y que no sería lógico que estas características se hubieran desarrollado antes de la separación con el chimpancé y luego hubieran vuelto a surgir. El paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, que tiene una buena relación con White, señala que cree que sí es un homínido, pero que quedan aspectos por aclarar en lo que se publicó, como lo relativo a la monogamia y la postura bípeda.
Esta última característica, tan importante, tiene que ver también con la segunda crítica, que se refiere al ambiente en que vivió la criatura en lo que hoy es el desierto de Etiopía. Un gran experto, Thure Cerling , de la Universidad de Utah, y científicos de otras universidades argumentan que se trataba de una sabana y no del bosque mucho más cerrado que White y sus colegas presentan. Para ello esgrimen complejas interpretaciones de paleoisótopos, la técnica preferida actualmente para recrear el ambiente pretérito. White y sus colegas las refutan, con argumentos igualmente complejos.
Nuria García, la única científica española que participó en este trabajo, señala: "Los dos se refieren en realidad a la hipótesis de la sabana, la idea de que los homínidos se hicieron bípedos al tiempo que los espacios abiertos fueron siendo predominantes". García cree que Cerling y sus colegas están interpretando a una escala errónea. "Creo que están centrándose en una escala regional de paleoambientes, mientras que White y los suyos, como saben de donde proceden los fósiles, la geología, y la fauna de cada localidad, pueden hacer una interpretación específica del hábitat solo de Ar. ramidus". La paleontóloga española, que trabajó precisamente en la interpretación del ambiente, sobre datos de miles de fósiles, cree que White da una mejor interpretación global, al menos por el momento, y que además establece que la hipótesis de la sabana es ahora testable científicamente, cuando antes no lo era.
"Ardi prefería todavía ambientes más cerrados", concluye García. "La visión de los primates atravesando sobre dos patas las distancias entre zonas boscosas cada vez más apartadas ha mantenido su atractivo durante décadas de investigación", explica White, para quien los datos obtenidos del ambiente en el que vivía Ardi socavan esta hipótesis y dan una visión nueva del nicho ecológico de los primeros homínidos.

domingo, 6 de junio de 2010

La mujer X, un nuevo linaje humano



MALEN RUIZ DE ELVIRA 24/03/2010

El dedo pequeño de una mano infantil, de un niño o niña que vivió hace 40.000 años en Siberia, ha revelado que los antepasados remotos de los humanos salieron de África al menos una vez más de lo que se creía y que en una pequeña zona convivieron neandertales, humanos modernos (de los que descendemos los actuales) y los nuevos homínidos ahora descubiertos, cuyo aspecto y otras características todavía no se conocen. El análisis genético del dedo es la herramienta que ha permitido hacer este sorprendente descubrimiento, que sitúa definitivamente a la genética como auxiliar imprescindible de la paleontología, al menos para la época más reciente.
"Una criatura que no conocemos llevó este linaje desde África y lo hizo hace menos de un millón de años", explica Svante Pääbo , el más prestigioso especialista en ADN antiguo y director del trabajo, que publica la revista Nature. Sin embargo, reconoce Pääbo: "No podemos decir realmente cómo era esta criatura, ni si se conoce ya por fósiles hallados en otros sitios, pero nos da una nueva imagen, mucho más compleja, de nuestro pasado". Prudente, Pääbo se niega a hablar de "nueva especie" y dice que en el laboratorio llaman al fósil Mujer X, simplemente, por la transmisión materna del ADN mitocondrial, que es lo que se ha estudiado, aunque no conocen su sexo.
"Hemos analizado el ADN mitocondrial del fragmento de dedo con las técnicas que desarrollamos para el ADN de neandertal", explica Johannes Krause, del laboratorio de Pääbo. La sorpresa fue que el análisis de esta máquina celular reveló grandes diferencias (hasta 400) con el ADN mitocondrial del hombre moderno y del neandertal. La conclusión es que pertenece a otro linaje, hasta ahora no identificado, posterior a la primera salida del África de un homínido. "Los neandertales y los hombres modernos divergieron evolutivamente hace medio millón de años aproximadamente, y el ancestro común de los tres linajes, incluido el nuevo, data de un millón de años, así que estas criaturas están dos veces más distantes de nosotros que los neandertales", dice Pääbo.
El primer grupo de homínidos que salió de África fue Homo erectus y después hubo al menos otras dos oleadas, la de los ancestros del neandertal, entre los que está en Homo antecessor de Atapuerca, hace entre 500.000 y 300.000 años, y el Homo sapiens, la especie actual, hace sólo 50.000 años. El problema es que únicamente se ha realizado análisis genético del neandertal, por lo que resulta imposible la comparación del nuevo homínido (si resulta serlo y no uno ya identificado por los fósiles) con los anteriores. Pääbo confía en que el ADN del núcleo del mismo fósil, que ya están estudiando, de muchos más datos
El yacimiento en el que se ha encontrado el hueso analizado es un abrigo -la cueva Denisova, en las montañas Altai del sur de Siberia- que ha estado habitado desde hace 100.000 años. El estudio de los estratos de la cueva y de otros yacimientos cercanos indica que el homínido de Denisova vivió cerca, en el espacio y en el tiempo, de los neandertales y los humanos modernos.

jueves, 13 de mayo de 2010

La reina Blanca de Anjou renace de sus trozos

La momia de la reina Blanca de Anjou, esposa de Jaume II.- MUSEO DE HISTORIA DE CATALUÑA
JACINTO ANTÓN. ELPAÍS.com 05/05/2010
La ciencia ha mostrado esta mañana su cara más frankesteiniana -sin que sirva el adjetivo de oprobio, sino al contrario: el personaje de Mary Shelley fue un adelantado- al presentarse la impresionante momia de la reina Blanca de Anjou, esposa de Jaume II (Jaime II de Aragón, el Justo). La soberana medieval presenta un aspecto magnífico sobre todo si se tiene en cuenta que su cadáver, como el de su marido, fue descuartizado, trinchado y paseado en la punta de bayonetas por un pelotón de liberales con ánimo follonero y obviamente antimonárquico en agosto de 1836 tras la desamortización de Mendizábal. Posteriormente, los maltrechos restos fueron devueltos a la sepultura por manos piadosas.
Los investigadores que escudriñan las tumbas reales del monasterio de Santes Creus (Tarragona), en el marco de un proyecto dirigido por el Museo de Historia de Cataluña (MHC), y que hace apenas unas semanas, el pasado marzo, mostraron la momia inviolada del rey Pere el Gran (Pedro III de Aragón), no se hacían grandes ilusiones con su nuera Blanca, pues los ultrajes a la misma están muy documentados y a la vista -por endoscopia- había un batiburrillo poco esperanzador. Sin embargo, ha resultado que la reina estaba casi toda en su sepulcro, aunque eso sí a trozos (y revuelta con dos hombres: no vaya ello en su deshonra, la mezcla fue post mortem). Ha habido que volver a armarla pacientemente, a la soberana, juntando restos como quien monta un puzzle hasta restituir la posición anatómica. Pero el resultado es espectacular.
Hoy ha sido posible, como en el caso de su suegro, entrar a ver a Blanca de Anjou en el recinto aséptico de una cámara estéril en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). La experiencia, aunque empieza a ser casi un hábito intimar con momias de reyes antes del almuerzo, es impresionante. La reina es pequeñita (no llegaba al metro y medio de altura) y está en una posición pudorosa, recostada de lado y juntando las piernas. Acababa de parir. Lo primero que te viene a la cabeza es aquella desasosegante consideración de Ambrose Bierce de que incluso un cuerpo desnudo puede estar hecho harapos.
La piel de Blanca tiene un tono amarillento y un aspecto acartonado y amojamado. El cráneo se conserva parcialmente -falta la mandíbula, entre otras partes- pero la piel embalsamada ha permitido recomponer las facciones. Una antropóloga del equipo que la estudia musita tras la mascarilla que la reina era guapa. El estado actual en todo caso es de una belleza difusa y poco convencional por decirlo de manera piadosa. Parte del cuerpo, que corresponde a una mujer de entre 25 y 30 años, está esqueletizado. Falta todo el brazo derecho y el izquierdo son sólo huesos, con la mano retorcida en una posición imposible.
Hay en este cuerpo devastado sin embargo detalles maravillosos y enternecedores: la marca de las medias en la pantorrilla derecha, trazas del vestido y el cinturón sobre la piel; los pechos, en los que uno puede imaginar un remedo del movimiento sensual que cautivó a un rey hace siete siglos. La única muestra de tejido asociado al cuerpo es un pequeño fragmento de seda situado sobre la barbilla e identificado como un velo que debía cubrir el rostro de la reina durante el entierro. Unos tajos en la rodilla y el tobillo apuntan a que se trató de librar al cuerpo del rigor mortis.
La momia contiene, además de tejidos blandos, algunos órganos. En la zona abdominal los científicos identifican el útero, muy voluminoso. Sus dimensiones indican una gestación llevada a término, con muerte durante el parto o muy poco después. Sabemos por fuentes documentales, incluso una carta escrita por el propio marido, el rey, que Blanca de Anjou murió el 13 de octubre de 1310, a los 27 años, dos días después de alumbrar su décimo hijo, "després de gravíssíms dolors que li calgué sofrir per raó del part" ("tras gravísismos dolores que tuvo que sufrir por razón del parto"), según el monarca. La concordancia entre los datos anatómicos y las fuentes históricas ha sido la base de la identificación -aún no al 100 % como matizaron, noblesse oblige, los forenses- de la momia de la reina (por no hablar del detalle de que estaba en su tumba).
La buena conservación de los restos permitirá hacer una reconstrucción facial y comparar con los retratos escultóricos de la reina. También, como en le caso de Pere el Gran, se extraerá ADN para tratar de esclarecer la genealogía de la casa real e identificar otros restos. El estudio de la momia revelará, según los investigadores, datos sobre las prácticas de obstetricia medievales y sobre las sustancias que se administraban para mitigar el dolor.
En la tumba, ha aparecido -excepcionalmente, si se tiene en cuenta el saqueo- un pequeño elemento del ajuar de la reina: un fragmento de pendiente de coral, material que se creía protegía al portador. También han parecido dos mechones de cabellos.
De los dos cuerpos masculinos revueltos con el de la reina no hay muchos restos. Uno corresponde a un joven y se especula puede ser uno de los príncipes, el infante Ferran, muerto con unos veinte años. Del otro, un adulto de unos 60 años, que sería acaso el propio rey Jaume II, no hay más que un coxal, un hueso de la cadera.
Blanca de Anjou (1283-1310), hija de Carlos II el Cojo, rey de Nápoles, se casó a los 12 años con Jaume II, que contaba 28 y había estado casado antes. El primer hijo lo tuvo a los 13 años. Era tan consciente de los peligros del alumbramiento que hizo testamento antes del nacimiento de uno de sus hijos.

domingo, 2 de mayo de 2010

Mamá es humana y papá, ¿neandertal?

Una recreación artística del aspecto de un Homo neanderthalensis adulto / John Gurche, Chip Clark

ABC.es 22-04-10
Los neandertales pueden seguir entre nosotros, por lo menos en nuestro genoma. Una nueva investigación genética que ha contado con la participación de 2.000 personas de todo el mundo indica que esta familia humana se cruzó con los ancestros de los humanos modernos por lo menos dos veces. La consecuencia es que por nuestras venas puede correr sangre neandertal.
De confirmarse, este estudio, presentado en el encuentro anual de la Asociación Americana de Antropología Física celebrada en Alburquerque (Nuevo México) y publicado en la edición online de la revista Nature, puede cambiar algunos importantes aspectos de nuestra historia evolutiva. Hasta ahora, se ha dado por hecho que los neandertales desaparecieron del registro fósil hace unos
30.000 años. «Pero no lo hicieron por completo», asegura Jeffrey Long, antropólogo genetista de la Universidad de Nuevo México, responsable de la investigación. De esta forma, casi todos los humanos llevamos encima «algo» de neandertal.
La primera cita, hace 60.000 añosLos investigadores estudiaron los datos genéticos de 1983 personas procedentes de África, Europa, Asia, Oceanía y América. En concreto, se fijaron en 600 posiciones microsatélite, secciones del genoma que pueden usarse como huellas dactilares y, a partir de ahí, crearon un árbol evolutivo. De esta forma, los investigadores sugieren que se produjeron dos cruces entre los humanos y una especie arcaica, como el Homo neanderthalensis o el Homo heidelbergensis. La primera relación tuvo lugar hace 60.000 años en el Mediterráneo Oriental. La segunda, hace 45.000, en Asia oriental.
Estos dos cruces se produjeron después de que el primer Homo sapiens hubiera emigrado a África. Los investigadores creen que la población del primer cruce fue la que emigró a Europa, Asia y América del Norte. El segundo cruce influyó en de Oceanía.
Esta investigación añade nuevos interrogantes que quizás puedan aclararse cuando el científico Svate Pääbo y su equipo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) publiquen su trabajo sobre la secuencia del genoma de un neandertal en un futuro cercano.Los anteriores estudios de Pääbo sobre los componentes del genoma del neandertal descartaron el cruce, pero no estaban basados en análisis exhaustivos del genoma completo

jueves, 29 de abril de 2010

La sequía que acabó con la dinastía Ming

Edward Cook (izquierda) analiza un árbol de cicuta en Nepal / Brendan Buckley
ARACELI ACOSTA. ABC.es 23-04-10
El agua es fuente de vida, y de alimento. Las lluvias del monzón en Asia, por ejemplo, aportan alimento a casi la mitad de la población mundial. Si esas lluvias faltan, por tanto, el hambre amenaza a pueblos enteros. La historia nos ha dado multitud de ejemplos de esto. Y ahora un equipo de investigadores del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia han elaborado el atlas más completo de las severas sequías que han afectado a Asia en los últimos mil años.
A partir del estudio de los anillos de los árboles, los investigadores, dirigidos por Edward Cook, desvelan en «Science» el registro más detallado hasta el momento de al menos cuatro sequías épicas: desde la que pudo haber ayudado a la caída de la dinastía Ming en 1644 hasta otra que provocó la muerte de decenas de millones de personas a finales de la década de 1870.
En algunas especies de árboles, las lluvias determinan el ancho de sus anillos anuales de crecimiento, y estos anillos son los que los científicos son capaces de leer. Pero no ha sido sencillo. Los investigadores han viajado durante 15 años a lo largo y ancho de Asia localizando árboles lo suficientemente antiguos que pudieran suministrar registros a largo plazo. Esta búsqueda llevó a los investigadores a más de 300 lugares, desde Siberia a Indonesia y norte de Australia, y hasta Pakistán por el oeste y Japón por el este. Por tanto, como explica Kevin Anchukaitis, coautor del estudio, «se contempla todo, desde los bosques húmedos de las tierras bajas hasta los de los Himalayas».
Los registros de los anillos revelan al menos cuatro grandes sequías que están relacionadas con eventos catastróficos en la historia. Para empezar, el estudio sugiere que el clima puede haber jugado un papel decisivo en la caída de la dinastía Ming en 1644. Los anillos proporcionan evidencias adicionales de una severa sequía en China a la que algunos textos históricos se refieren como la peor en cinco siglos. Este estudio se reduce a un período de tres años, 1638-1641. Esta sequía fue más severa en el noreste de China, cerca de Pekín, y se cree que influyó en las rebeliones campesinas que finalmente supusieron el ocaso de la dinastía Ming.
Un debilitamiento de las lluvias del monzón entre 1756 y 1768 coincidió con el colapso de los reinos de lo que ahora son Vietnam, Myanmar y Tailandia, según han podido ver los investigadores primero en los anillos de madera de teca en Tailandia, y más tarde en los cipreses vietnamitas. Algunos historiadores habían especulado con que las condiciones meteorológicas debieron jugar un papel importante para que aquellos cambios políticos tan abruptos se produjeran de forma simultánea, pero esta sequía ni siquiera estaba documentada en los registros históricos.
No obstante, la peor sequía que han encontrado los científicos es la «Gran Sequía» de la era victoriana entre 1876 y 1878. Sus efectos se sintieron en todo el trópico y, según algunas estimaciones, las hambrunas resultantes mataron a 30 millones de personas. De acuerdo a las evidencias aportadas por los anillos, los efectos fueron especialmente graves en la India, pero se extendieron también a China y la actual Indonesia.
Los investigadores creen que el estudio ayudará no sólo a los historiadores a comprender cómo ha afectado el medio ambiente en épocas pasadas, sino para ayudar a los científicos que intentan entender el potencial de perturbaciones a gran escala del clima en el contexto del calentamiento global.

jueves, 15 de abril de 2010

Eva, la cómplice inquebrantable

Eva Braun y Adolf Hitler con sus perros en 1942 ADN-ZB ARCHIV

JUAN GÓMEZ ELPAÍS.com 02/04/2010
El delirio nazi era muy mirado con el papeleo. Cuando el funcionario Walter Wagner llegó al búnker de la Cancillería el 28 de abril de 1945 para celebrar la boda entre Adolf Hitler y Eva Braun, se encontró con que faltaban documentos para tramitarla. Hubo que posponer la ceremonia para darle tiempo a conseguirlos. Tras constatar Wagner horas más tarde que la "ascendencia aria" y la salud genética de los novios permitía un enlace conforme a las leyes racistas del régimen, los casó en la madrugada del 29 entre paredes de hormigón de cuatro metros de espesor. Esa mujer bávara de 33 años sólo despertaría dos mañanas como Eva Hitler. El "imperio de los mil años" se había desmoronado en apenas doce, las grandes ciudades alemanas ardían bajo las bombas y el Ejército Rojo pisaba ya las grandes avenidas berlinesas. El 30 de abril, el matrimonio Hitler ingirió sendas cápsulas de ácido prúsico. Adolf, 23 años mayor que su ya difunta esposa, se pegó además un tiro en la cabeza. Ella prefirió dejar "un cadáver hermoso".
El nombre de Eva Braun quedó asociado a esta historia truculenta. Su figura, desconocida por los alemanes en vida de Hitler, se ha visto envuelta en numerosos mitos. El más persistente de ellos la pinta como una joven fatua, incapaz de cualquier juicio político y de reparar en los crímenes de su amante. Rubia, deportista, inocente y más interesada en bailar con tipos uniformados que en la realidad política, la imagen que ofrecen de ella películas como El hundimiento (2004) se parece a la que los alemanes de posguerra querían tener de sí mismos. Así lo reconoce la historiadora Heike Görtemaker, que acaba de publicar una biografía (Eva Braun. Vida con Hitler) en la que trata de desmontar estas ideas "superando las leyendas y los lugares comunes".
En un coloquio celebrado en Berlín, la autora reconocía en marzo la dificultad principal de su trabajo, la "muy escasa documentación" original sobre Braun. Si bien "pidió a su hermana que conservara las cartas del Führer", estas no se han encontrado nunca. A juicio de Görtemaker, Braun "quería pasar a la historia fuera como fuera y también que se conociera su relación con Hitler". Las mujeres del círculo más cercano al dictador, Braun y las esposas de Martin Bormann y Rudolf Hess, "se enteraban de todo lo que pasaba". La propia Braun se convirtió paulatinamente en la anfitriona de la casa de Hitler en Obersalzberg, el Berghof constantemente visitado por los gerifaltes nazis. Allí, con intención propagandística, tomó muchas de las fotos privadas que se conservan en los archivos de Heinrich Hoffmann.
Hoffmann, el fotógrafo de Hitler, pertenecía al círculo de amigos que este mantuvo en Baviera. En Múnich y sus inmediaciones, lejos de la pompa y la megalomanía que cultivaba el régimen en Berlín, Hitler conservó parte de su antiguo estilo de vida bohemio. Allí se dedicaban dinero y tiempo a los asuntos de la vida diaria; se discutía de música, de arte y también sobre la política criminal nacionalsocialista. Las mujeres estaban presentes. Precisamente en el estudio de Hoffmann se habían conocido Braun y Hitler en 1929. Ella tenía 17 años y él, 40. La joven amante ganaría confianza en si misma e importancia en el entorno de Hitler según pasaban los años.
La principal virtud del libro de Görtemaker es la sobriedad. Evita interpretaciones psicológicas, ideológicas o sentimentales. El material conservado en los archivos no da para grandes revelaciones históricas. Preguntada sobre las responsabilidades de Braun en los actos de Hitler, la historiadora se mantiene cauta. ¿Autoridad política? Ninguna. ¿Influencia en las decisiones del tirano? Tampoco. Pinta más bien la imagen de una mujer convencida que brindó a Hitler su complicidad inquebrantable. Una entusiasta que no quería ser madre, que se lucró gracias a su situación "inatacable" y muy dada a los caprichos y los gustos caros mientras Alemania se desmoronaba y millones de sus compatriotas pasaban hambre.

sábado, 3 de abril de 2010

Los primeros habitantes de la isla de los "hobbits"

ABC.es 18-03-10
Los posibles ancestros del famoso Homo floresiensis, también conocido como el «hobbit» por su pequeño tamaño, habitaron la isla indonesia de Flores hace un millón de años, mucho antes de lo que se creía.
Investigadores de la Universidad de Wollongong en Sidney (Australia) llegaron a esta conclusión tras descubrir una serie de herramientas en un nuevo yacimiento arqueológico en Flores (Indonesia), que sitúa la presencia de los homíninos en la isla 200.000 años antes de lo estimado por los científicos. Aunque el descubrimiento del Homo floresiensis hace cinco años en la cueva de Liang Bua otorga al hobbit 18.000 años de antigüedad, se sabía que los homíninos habían habitado Flores durante largo tiempo, pero no tanto.
Los investigadores habían pensado con anterioridad que la llegada de los homíninos hace alrededor de 880.000 años causó un cambio en la vida animal, incluyendo la mortalidad masiva de la tortuga gigante y el elefante enano que habitaban la isla, pero ahora creen que estas especies desaparecieron de forma natural, y que la irrupción de los antepasados del hombre no tuvo consecuencias tan directas sobre la fauna isleña, ya que llegaron mucho antes de su desaparición.
El trabajo plantea que esta población antiquísima podría tener entre sus descendientes al famoso Homo floresiensis. Aún así, no se han descubierto fósiles anteriores debido a que los depósitos de la cuenca de Soa no son lo suficientemente antiguos para conservar la evidencia de la llegada inicial de los homíninos a la isla, por lo que se deberán explorar otros yacimientos antes de que se resuelva esta teoría.
Los investigadores iniciarán nuevos trabajos en la isla para determinar con la mayor exactitud posible el momento de la llegada de los homínidos. La investigación ha sido publicada en la revista Nature.

viernes, 2 de abril de 2010

Himmler, pureza de sangre total

Informe genealógico sobre los orígenes de Himmler

CRISTÓBAL MANUELJESÚS RUIZ MANTILLA ELPAÍS.es 22/03/2010
A Heinrich Himmler le gustaba predicar con el ejemplo. Si para pertenecer a las SS su responsable exigía que ni una sola gota de sangre no aria se hubiera mezclado en el pasado de sus miembros al menos durante cinco generaciones, él, que fue cerebro del genocidio, no iba a ser menos. Por eso se fabricó un impecable informe genealógico en el que demostraba a través de 350 antepasados su pureza a lo largo de cuatro siglos.
El documento está a disposición de los historiadores en la sede de la Fundación José María Castañé, en Madrid, dedicada al estudio de los conflictos que han asolado el siglo XX. En él se pueden apreciar cosas escalofriantes. La obsesión maniaca por la pureza parece muchas veces atributo de los débiles y los acomplejados. Himmler lo era. Además, debía hacer alarde de esa teórica pulcritud cuando decidió crear, con el aplauso de Hitler, la Sociedad de Herencia Ancestral (Ahnenerbe). Ésta debía demostrar por medio de la genealogía la supremacía absoluta de los arios.
Para esbozar y poner en marcha un programa como el exterminio de millones de judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados psíquicos y comunistas hay que padecer desarreglos mentales serios. De niño enfermizo y joven no apto para la carrera militar, Himmler acabó un tiempo como ingeniero agrónomo y experimentador de razas superiores de gallinas en granjas como la que poseía en Gmund (Tegernasee).
De ahí pasó a la aristocracia del nazismo y a hombre de confianza -aunque no de la entera simpatía- de Adolf Hitler. Al Führer alemán llegaron a resultarle cargantes sus obsesiones por el glorioso pasado ario, algo que Himmler heredó de las prédicas paternas. La huella del viejo Gebhard en ese campo fue determinante a lo largo de su vida. Su padre, un maestro protestante y trepador social, según sostiene Peter Longerich en su monumental biografía sobre el dirigente nazi, publicada en España por RBA, era un obseso de las leyendas germánicas. A Hitler, aquel personaje con un entusiasmo racial desbordante le pareció el hombre indicado para limpiar Europa de impurezas sanguíneas.
Pero para esa tarea debía demostrar un linaje ejemplar. Por ello, Himmler mandó elaborar un informe exhaustivo de sus antepasados. Tres años tardaron los expertos en tenerlo listo. El documento llega a 1936 y se remonta hasta 1530. En aquel año se encuentra el primer rastro de un Himmler: Valentín, en Burgbernheim. La lista sigue su rastro a través de 174 localidades alemanas donde hay pistas del apellido.
"Podríamos considerar Franconia como el solar del origen de los Himmler", se lee en el informe, firmado por un tal Bergmann, alférez y ayudante de las SS. Pero en las conclusiones también llama la atención sobre posibles sombras. Se remontan al siglo XVIII, concretamente a 1727, donde aparece un Johann Leonhard Kuhn, dedicado a la construcción de molinos. Pero... falsa alarma. "Podemos eliminar todas las dudas en torno a la familia Kuhn, un nombre que presenta similitudes con una raíz judía: Cohen, que significa sacerdote, vocablo que dio origen a varios nombres típicos judíos en Centroeuropa", se recoge en el informe.
Aunque inmediatamente resuelve el dilema. La solución es fácil. Lo entronca con una rama aria muy conveniente a las aspiraciones de Himmler: "El nombre de Kuhn puede ser adscrito también a la etimología germánica que significa valiente. Los Kuhn, Cun, Cohn, son oriundos de las cercanías de Ansbach y bastante numerosos allí".
La obsesión de Himmler en estos asuntos fue enfermiza. Las reglas de pureza para sus subordinados eran propias de un sistema delirante. Además de legislar sobre ellas, figuraban en las reglas internas de las SS. Obligaba a sus miembros a tener al menos cuatro hijos. Y no con cualquiera. Las normas para el matrimonio eran tan estrictas que en 1937 llegó a acumular 20.000 solicitudes no resueltas. Su determinación se enmarca dentro de una estricta filosofía: "La SS es una Orden militar nacionalsocialista de hombres de determinación nórdica y una comunidad de clanes conjurados. Conforme a nuestras leyes, la novia, la mujer, pertenece a esta comunidad, a esta Orden de las SS del mismo modo que el hombre. Tengámoslo claro: sería insensato reunir primero la buena sangre de toda Alemania y dejarla luego casarse y dispersarse en familias como se le antoja".
Lo que vale para los padres vale para los hijos. Así que los nuevos vástagos de las SS debían ser bautizados con ritos teutónicos. En la Fundación José María Castañé también se halla un documento que da fe del nacimiento de Thorisman, el tercer hijo de Himmler, el 14 de enero de 1936. El encargado de la ceremonia cubrió al niño con el vínculo azul de la vida y, tras pronunciar unas palabras tradicionales, tomó un vaso que representaba al Santo Grial -otra de las obsesiones de Himmler, que lo buscaría en el monasterio de Montserrat-y dio de beber al padre. Después le puso un anillo. "Niño, debes llevar este anillo de la parentela de las SS, del linaje de Wolff, cuando te muestres digno como joven de las SS y de tu parentela".