lunes, 24 de noviembre de 2008

Descubierto un asentamiento humano en Perú de 5.500 años de antiguedad

Periódico El mercantil Valenciano. levante-emv.com
23 de Noviembre de 2008
Publicado para el blog por Raquel Castro Lledó, Verónica Aparicio Pérez y Sonia Granja Requena.

Un asentamiento humano con una antigüedad de 5.500 años ha sido descubierto en la localidad sureña de Nazca, al sur de Lima, por un equipo de arqueólogos peruanos y alemanes, informó hoy el diario limeño El Comercio.
Los arqueólogos, que integran el proyecto Nazca-Palpa, señalaron que el descubrimiento fue hecho en un sector conocido como Pernil Alto, a unos 15 kilómetros de Palpa.
El proyecto está dirigido por los arqueólogos peruanos Johny Isla Cuadrado y Elsa Tomasto, y por el alemán Markus Reindel.
"El hallazgo está formado por un conjunto de viviendas en las que se encontró 19 entierros, entre ellos los restos de un niño de menos de un año con posibles evidencias de haber sido momificado", reseñó el rotativo.
Resaltó, además, que el hallazgo ha permitido descubrir, por primera vez en el sur del país, una ocupación correspondiente a la parte tardía del período arcaico (3.500 años antes de Cristo).
Uno de los investigadores del proyecto explicó que las excavaciones realizadas desde octubre pasado permitieron descubrir los restos de ocho pequeñas viviendas, formadas por hondonadas excavadas en el terreno, con formas ovaladas y circulares.
Además se encontraron hasta 19 tumbas de niños y algunos adultos en sepulturas individuales dentro de las viviendas.
En algunas sepulturas se encontraron huesos y caracoles trabajados, astas de venados, así como collares y pulseras hechas con restos de conchas, pero no existen evidencias concretas de ofrendas.
Los arqueólogos buscan ampliar los descubrimientos sobre el proceso cultural en el sur peruano desde las épocas más tempranas (desde hace 5.500 años) hasta la ocupación de los incas (en el siglo XVI).
El proyecto cuenta con la financiación del Ministerio Federal de Educación y Ciencia de Alemania (BMBF), la Comisión de Arqueología para Culturas Extraeuropeas (KAAK) y el Instituto Arqueológico Alemán (DAI).

viernes, 21 de noviembre de 2008

La reconstrucción completa y en 3D del cráneo del "Homo antecesor"

Reconstrucción en tres dimensiones del cráneo de 'Homo antecesor'. (Foto: IPHES)

El Mundo. 21 de noviembre de 2008.

Esta semana hemos hecho pública la noticia de la reconstrucción completa y en 3D del cráneo de Homo antecesor, con músculos y piel incluidos. Quiero aprovechar este acontecimiento para hablar sobre quién era este homínido y cómo decidimos crear una nueva especie.
Esto ocurrió en el año 1994 y fue un hito para la prehistoria europea. Junto con los otros dos codirectores del Proyecto Atapuerca, José María Bermúdez de Castro (CENIEHCentro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) y Juan Luis Arsuaga (Instituto Carlos III), decidimos establecer una nueva especie en el panorama evolutivo mundial. Por primera vez, un equipo español daba nombre a una especie humana.
Nos pareció muy interesante asignarle el nombre de Homo antecessor, pues antecessor era como los romanos llamaban a los exploradores de las legiones que recorrían los territorios antes de que llegara el grueso de los ejércitos.
Catorce años después del descubrimiento, los fósiles craneales y postcraneales obtenidos en las excavaciones han permitido conocer las características anatómicas de este homínido, que tenía una altura de entre 1,60 – 1,70 m, un cerebro de 1.000 cm cúbicos y que practicaba el canibalismo cultural; desconocía el fuego, pero era un buen constructor de herramientas de piedra y un gran cazador.
A partir de los fragmentos craneales, exactamente de un maxilar y de un frontal, se ha procedido por primera vez a una reconstrucción completa y en 3D que hemos presentado coincidiendo con la Semana de la Ciencia de Cataluña. Ha sido una tarea que han desarrollado Gala Gómez, Carlos Lorenzo, Jordi Espona y Álex Soler, miembros del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social).
En esta reconstrucción se pueden apreciar las características modernas del rostro del Homo antecesor junto con rasgos arcaicos, estos últimos palpables en las órbitas de los ojos.

martes, 18 de noviembre de 2008

La familia nuclear más vieja del mundo

Recreación artística de la colocación de los cuatro cuerpos dentro de la sepultura. (Foto:PNAS).

Disposición de los miembros de una familia del Neolítico superior enterrada en Eulau (Alemania). (Foto: PNAS).


HALLAZGO ARQUEOLÓGICO PUBLICADO EN 'PNAS'
Periódico El Mundo. 18/XI/08

El antropólogo francés Claude Lévi-Strauss aseguraba que el origen de la familia estaba en el matrimonio y lo definió como un grupo formado por dos esposos y por los hijos nacidos de su unión que se mantiene unido por lazos legales, económicos y religiosos. Como es obvio, se refería a la familia en la sociedad occidental moderna. Para encontrar el origen de la estructura familiar hay que remontarse varios milenios. El hallazgo, en 2005, de varias sepulturas múltiples pertenecientes al Neolítico superior en Eulau (Alemania) puede suponer para la Antropología un gran paso adelante en la datación de la primera familia.
Una investigación, publicada en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y desarrollada en ese yacimiento, ha demostrado, por primera vez mediante técnicas genéticas, el parentesco de un grupo de personas enterradas juntas hace 4.600 años. «Tenemos pruebas indirectas de estructuras familiares a partir del Mesolítico, hace 8.500 años, y probablemente también las hay anteriores», asegura Gonzalo Ruiz Zapatero, director del Departamento de Prehistoria de la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, «sin embargo, esta investigación supone la prueba de genética molecular más antigua que prueba la existencia de la familia nuclear», es decir aquella formada por padres e hijos, sin incluir abuelos, tíos o primos.
Los investigadores encontraron en total 13 individuos separados en tumbas múltiples. Una de ellas, contenía los restos de un hombre adulto, de entre 40 y 60 años, una mujer, de alrededor de 40 años y dos niños de cuatro y de ocho años. Parecía lógico pensar que formaban una familia, pero el buen estado de la mayoría de los cuerpos permitió a los científicos realizar un análisis del ADN presente en sus huesos y dientes para probarlo.
«Los lazos genéticos entre los dos adultos y los dos niños enterrados juntos demuestran la presencia de la familia nuclear clásica en un contexto prehistórico en Europa central», afirma Wolfgang Haak, autor principal de la investigación y profesor de la Universidad de Adelaida (Australia). «Su unidad en la sepultura sugiere una unidad también en vida, pero no establece a la familia como un modelo universal ni como la institución más antigua de las comunidades humanas».
El yacimiento tiene un estado de conservación tan bueno, que los investigadores han podido reconstruir los acontecimientos que precedieron a la muerte de las familias allí enterradas con un enorme detalle. «Medimos los isótopos de estroncio de su dientes para tener una idea de dónde pasaron su juventud los individuos», cuenta Hylke de Jong, de la Universidad de Bristol. «Por ello sabemos que las mujeres se alimentaban en diferente lugar que los hombres y los niños». Eso facilitaba el intercambio de genes entre poblaciones distintas y favorecía la diversidad genética del grupo.
Los investigadores lograron averiguar que todos ellos murieron tras una fuerte oleada de violencia. El cuerpo de uno de los varones adultos presentaba varias fracturas en el cráneo y signos de haber sido atacado por hachas y armas de piedra en su espalda. Además, tiene varias fracturas en los antebrazos y en las manos que dan idea de que intentó defenderse. La mujer alberga un proyectil de piedra entre sus vértebras. Los niños debieron ser tarea más fácil, ya que no demuestran tanta brutalidad.
Los científicos señalan en su relato de los hechos la ausencia en todas las sepulturas de adultos jóvenes y de adolescentes. El gran cuidado que se puso en el entierro sugiere que los supervivientes debieron regresar al lugar de la matanza para enterrar a sus muertos, escriben en su trabajo.
Muchas de las sepulturas presentaban a los cadáveres enterrados cara a cara o con los brazos entrelazados, lo que también sugiere fuertes lazos familiares en vida. Es posible que en la familia occidental moderna presentada por Lévi-Strauss la religión y la institución del matrimonio se hayan erigido en figuras importantes para la estructura familiar. Pero, según demuestra esta investigación, la unión y el apego familiar no necesitan de una cosa ni de la otra. Al menos, no hace casi 5.000 años, en el Neolítico superior.
MIGUEL G. CORRAL