jueves, 25 de agosto de 2011

Los Himmler, una estirpe de verdugos

Heinrich Himmler visita un campo de prisioneros en Rusia


Abc.es mercedes monmany 02/07/2011
Hay que decir, antes que nada, que la vida de la autora de la biografía Los hermanos Himmler, la licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Berlín Katrin Himmler (1967), merece no solo otra biografía ampliada, sino toda una novela. Nieta de Ernst Himmler, hermano de uno de los más poderosos y siniestros gerifaltes del Tercer Reich, Heinrich Himmler, Katrin contrajo matrimonio con un judío israelí descendiente de una familia superviviente del gueto de Varsovia.
Katrin emprendió una investigación personal para descubrir lo que de verdad se ocultaba tras los mitos familiares, que hacían recaer toda la culpa de lo acaecido en un solo miembro, su tristemente famoso tío abuelo Heinrich –difuminando así la auténtica implicación del resto de la familia, según nos dice ella misma en el prólogo–, y viajó a países como Polonia o Israel, «cuya Historia está tan íntima y trágicamente vinculada con la de Alemania y mi familia». No hay que olvidar que en Polonia, Heinrich Himmler había organizado la despiadada campaña de exterminio racista contra el «subhombre judío y eslavo».
Comandante en jefe de las SS, jefe de la Gestapo, ministro del Interior, supervisor personal del programa de «limpieza racial aria», impulsor de infames experimentos científicos realizados con seres humanos y, por un breve tiempo, durante el sitio de Berlín, desastroso comandante de los Ejércitos del Vístula, Himmler, cumpliendo fielmente los deseos de su idolatrado Führer, gestionó eficazmente la matanza metódica y sistemática de millones de personas, no solo judíos –la gran fijación de Hitler–,
sino también polacos, gitanos, homosexuales, comunistas y discapacitados en general.
Katrin Himmler, familiar directa de una estirpe vergonzosa de verdugos, casada con un descendiente de los masacrados, arregla cuentas con su pasado. Pero su biografía, además, describe, en todos sus más sutiles y sinuosos meandros, el grado de implicación, las prácticas y los circuitos normalmente usados en aquellos días para involucrarse, el apoyo activo a la política de represión, la participación en las gratificaciones del régimen y la vecindad estrechísima y nada ocasional –como muchas veces se quiso demostrar en los juicios de Núremberg y similares– con sus crímenes.
Lo más interesante de esta biografía de una «familia normal» alemana, los Himmler, que encarna toda una época y pone al descubierto, de forma microscópica y atroz, la compleja y extensa trama de crímenes tejida por un gran número de alemanes –de modo distinto, con diferente protagonismo y con intensidad variable–, es conocer precisamente el día después, las trayectorias posteriores, psicológicamente escapistas o psicológicamente responsables, que utilizaron los culpables y sus vástagos para afrontar el pasado.
No es nada nuevo decir que para el nacionalsocialismo la familia era algo fundamental para la educación de «futuros jefes» y para la extensión del concepto de raza. Algo que, por cierto, desde el primer momento le fue encomendado a un ultranacionalista fanático como Himmler; a fin de cuentas, él fue el principal encargado de la «política racial» del Reich, creando, bajo supervisión de Hitler, la Sociedad de la Herencia Ancestral, en la que se estudiaban los árboles genealógicos de los antepasados, en busca de los orígenes de la raza pura aria.
El libro de Katrin extiende un inquietante y turbio manto de respuestas que van desde los cínicos, e incluso desafiantes, estados de amnesia selectiva a los dolorosos procesos de investigación y búsqueda exacta de responsabilidades, caso por caso, dentro de aquellas gigantescas fantasías de destrucción que azotaron a generaciones enteras, engendrando desde la cuna monstruos como Heinrich Himmler.
En vez de enfrentarse valientemente a su destino, en el último momento Himmler intentó salvar de forma cobarde, o en un acto último de desquiciada megalomanía, el pellejo. En su caso, sería a través del conde Bernadotte, al mando de la Cruz Roja Internacional, ofreciéndose para representar un papel, cualquier papel, en la nueva Alemania de transición. Propuesta que Eisenhower rechazó de forma furibunda, declarándole el mayor criminal de guerra de la Alemania nazi.

lunes, 22 de agosto de 2011

Los primeros 'Homo' emigraron desde África hasta Georgia

Cráneos que se han utilizado en el estudio. Universidad de Granada


Rosa M. Tristán http://www.elmundo.es/elmundo/
La salida de los humanos de África, hasta llegar a colonizar el planeta, y alcanzar los 7.000 millones de individuos (este mismo año) siempre ha sido tema de discusión científica. Las últimas investigaciones apoyan la hipótesis de que desde su origen el género 'Homo', cuando era más parecido a un chimpancé que a los humanos actuales, ya abandonó el continente que fue su cuna para conquistar nuevas tierras.
Uno de estos trabajos es el que esta semana han presentado científicos de las universidades de Granada y Málaga, que han realizado un estudio comparativo de 14 cráneos de diferentes especies humanas para confirmar que los 'habilis' dejaron África hace más de 1,8 millones de años, que es cuando se han encontrado restos de su descendiente, el 'Homo georgicus', en Dmanisi (Georgia).
El trabajo, publicado en la revista 'Quaternary International', se centra en la variabilidad en las formas de los cráneos. "De todas las variables posibles hemos escogido tres del cerebro y tres de la cara que sirven para diferenciar claramente a chimpancés, gorilas y humanos", explica Juan Manuel Jiménez Arenas, de la Universidad de Granada. Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, de Málaga, cofirman el artículo.
Los autores concluyen que, en realidad, sólo hubo tres taxones ("Se podría decir especies", señala Jiménez Arenas) a lo largo de toda la evolución humana, es decir, que sólo tres 'Homo' presentan características muy diferentes. Serían los 'habilinos', cuyos restos más antiguos son de hace 2,5 millones de años; los 'erectus', de hace entre 1,8 millones de años y 40.000 años, y entre los que encuadran a los 'Homo ergaster' y los neandertales; y los 'Homo sapiens'.
Ya en el año 2006, Jiménez Arenas planteó la hipótesis de que los 'habilis', llamados así por su capacidad de fabricar utensilios de piedra, habían llegado hasta Georgia, pero hasta que en 2007 no se encontraron restos del cuerpo de los homínidos de este yacimiento no había pruebas. Aún hoy es tema de debate entre los especialistas.
En este trabajo, los autores observan que hay características de esta primitiva especie, como su reducido tamaño del cerebro, los dientes grandes, la cara muy robusta y la musculatura de masticación muy desarrollada, que cuadran con la de los habitantes de Dmanisi.
Otro factor determinante es que las herramientas de piedra encontradas en Eurasia, y fabricadas hasta hace 600.000 años, están talladas con la tecnología de Modo I u Olduvayense, que utilizaban los 'Homo habilis', cuando en África hacía mucho tiempo que había aparecido un método superior, el Achelense o Modo 2: se ha documentado en África hace 1,6 millones de años, un millón de años antes.
Los autores plantean que el Odluvayense pudo perdurar en Eurasia porque los felinos que había aprovechaban muy bien la carne, dejando menos carroña para los humanos arcaicos, pero plantean también otra posibilidad: puede que las poblaciones euroasiáticas fueran todas descendientes de los primeros homínidos emigrantes, hasta que fueron reemplazadas por las de otra especie con útiles más sofisticados.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La superioridad numérica del Homo sapiens acabó con los neandertales

Los neandertales eran pelirrojos y de piel clara Science

17 de agosto 2011 http://www.lavanguardia.com/
Investigadores de la Universidad de Cambridge han realizado un hallazgo que da respuestas a la desaparición repentina de los neandertales europeos después de 300.000 años de dominación. Los investigadores han descubierto que los humanos procedentes de África invadieron la región, llegando a superar en más de diez veces la población neandertal.
El estudio se ha publicado en la revista Science por dos investigadores del Departamento de Arqueología en Cambridge, el profesor Sir Paul Mellars, profesor emérito de prehistoria y evolución humana, y la estudiante de doctorado Jennifer French.
Las razones de la desaparición de las poblaciones europeas de Neandertal en todo el continente hace unos 40.000 años ha supuesto durante mucho tiempo uno de los grandes misterios de la evolución humana. Después de 300.000 años de vida, en los fríos entornos sub-glaciales de Europa central y occidental, los neandertales fueron reemplazados rápidamente en todas las áreas del continente por las nuevas poblaciones de Homo sapiens (anatómica y genéticamente modernas) que se habían originado y evolucionado en ambientes tropicales de África.
Mediante la realización de un análisis estadístico detallado de las evidencias arqueológicas de la región de Périgord, en el suroeste de Francia -región que contiene la mayor concentración de neandertales y asentamientos de los humanos modernos en Europa- se han encontrado pruebas claras de que las primeras poblaciones humanas modernas penetraron en la región en un número al menos diez veces más grande que el de las poblaciones locales de Neandertal ya establecidos en las mismas regiones.
Esto se refleja en un fuerte aumento en el número total de sitios ocupados, densidades mucho más altas de los residuos de la ocupación (es decir, herramientas de piedra y restos alimenticios de origen animal) que revelan mayores grupos de individuos y, al parecer, mejor integrados socialmente.
Al encontrarse con esta entrada espectacular de la población humana moderna, la capacidad de los grupos de neandertales locales de competir por los asentamientos, suministro de alimentos de origen animal (principalmente renos, caballos, bisontes y ciervos) y recursos de supervivencia para afrontar los inviernos glaciales fue socavada masivamente. Además, casi inevitablemente, tuvieron lugar repetidos conflictos entre las dos poblaciones por la ocupación de los lugares más atractivos y más ricos en alimentos; el grupo humano mayor en número y mejor coordinado tenía garantizado el éxito frente a los grupos de neandertales.
La evidencia arqueológica también sugiere que los recién llegados poseían tecnologías superiores de caza y herramientas (por ejemplo lanzas de caza más eficaces y de largo alcance) y eran más eficientes en los procedimientos de proceso y almacenado de alimentos durante el invierno. También parecen haber tenido más amplios contactos sociales con grupos humanos adyacentes, lo cual favorecía el comercio y el intercambio de suministros esenciales en tiempos de escasez de alimentos.
Sigue existiendo un intenso debate sobre si los grupos de humanos modernos también disponían de un cerebro más desarrollado. Sin embargo, la repentina aparición de una amplia gama de formas de arte complejo y sofisticado (incluyendo pinturas rupestres), la producción a gran escala de artículos de decoración (como la piedra perforada, las cuentas de marfil y las conchas de mar) y los sistemas "simbólicos" de las marcas en huesos y herramientas de marfil -todo ello completamente ausente entre los neandertales- apuntan claramente a sistemas más elaborados de comunicación social entre los grupos modernos, probablemente acompañados de formas más avanzadas y complejas del lenguaje. Todos estos nuevos patrones de comportamiento más complejos se desarrollaron durante las primeras poblaciones africanas de Homo sapiens, al menos 20.000 o 30.000 años antes de su dispersión desde África y la colonización progresiva por Europa y Asia.
Si, como las evidencias genéticas sugiere, el Homo sapiens africano y las poblaciones europeas de neandertales evolucionaron por separado durante al menos medio millón de años, entonces la aparición de algunos contrastes significativos en las capacidades mentales de los dos linajes no sería sorprendente, en términos evolutivos. Según el profesor Mellars, "esta gama de innovaciones tecnológicas y de comportamiento permitió que las poblaciones humanas modernas invadieran a otras poblaciones. Los neandertales retrocedieron inicialmente a regiones más marginales y menos atractivas del continente y finalmente, en unos miles de años, se extinguieron".
A pesar de los contrastes culturales, conductuales e intelectuales entre los neandertales y las poblaciones humanas modernas, este nuevo estudio demuestra por primera vez la supremacía numérica de las primeras poblaciones de humanos modernos en Europa occidental y, por lo tanto, en gran parte se resuelve uno de los debates más largos y controvertidos sobre la enigmática extinción de las poblaciones neandertales.