lunes, 31 de agosto de 2009

El mapa más antiguo de Europa Occidental


Dibujos de la fauna y el mapa. /J.H.,E.

Dibujos de la fauna y el mapa. /J.H.,E.

Rosa M. Tristán Madrid. 11/08/2009. Elmundo.es

Unos cazadores nómadas de hace 13.660 años, que seguramente habitaban en Francia, y cruzaban los Pirineos en busca de pieles, fueron los autores del que ha sido calificado como el primer mapa cartográfico de Europa Occidental.
Estos individuos de la cultura Magdaleniense, se alojaban en la cueva de Abauntz, en Navarra, y desde allí, uno de ellos se entretuvo en grabar en una pequeña piedra de margosa (dura por dentro y blanda por fuera) el panorama que tenía a su alrededor, señalando los cerros, los ríos, los pasos o puentes sobre el agua, las zonas inundables y hasta las áreas en las que se encontraban con más frecuencia los animales que iban a buscar.
El hallazgo y desciframiento de este tesoro cartográfico, que ha sido publicado en la revista 'Journal of Human Evolution', ha sido fruto del tesón del equipo de la arqueóloga Pilar Utrilla, de la Universidad de Zaragoza. Junto a este mapa también se encontraron otras dos piezas de gran valor: una lámpara lítica de sebo, en la que también están grabadas escenas de caza, y otra piedra que representa la cabeza de un caballo y aún no se ha publicado.
"Seguramente eran nómadas que venían al valle del Ebro de caza y que hacían un croquis de todo lo que podía ser de interés para otras visitas o para quienes llegaran detrás de ellos. Como un mapa del tesoro en el que les dejaban señalados los puntos clave", explica la arqueóloga aragonesa.
Como todo mapa del tesoro, descifrarlo ha llevado mucho tiempo. Las piedras, explica Utrilla, aparecieron dentro de la cueva en 1993, durante unas excavaciones en la que llevaba trabajando casi 20 años.
Estaban en un nivel que, gracias a una muestra de carbón, se pudo datar en la última etapa del Magdelaniense, unos 3.000 años más recientes que las pinturas de las cuevas de Altamira. Al principio, lo que más llamó la atención fue que las figuras de los animales que aparecían en ambas estaban en perspectiva, con figuras más precisas en un primer plano y más esquemáticas al fondo.
El bloque 1 (el mapa) estaba junto a lo que fue un antiguo hogar y no lejos había varios buriles de piedra, con los que había sido grabado, por lo que se dedujo que habían sido hechos 'in situ'. Pero la superficie era un auténtico galimatías, y durante mucho tiempo no se supo interpretar. Incluso se publicó el hallazgo como una pieza artística, muy interesante, pero sin un contenido intrínseco especial.
Un día, por casualidad, observando la foto de una parte de la piedra, Utrilla se dio cuenta de cómo se parecía una de las figuras al perfil del Monte San Gregorio, que justamente está enfrente de la cueva. Volvieron al lugar y vieron la luz: allí estaban grabados el río y sus afluentes, el prado inundable, los ciervos, que estaban en zonas llanas, como corresponde, las cabras en las montañas y los caminos, señalados con puntos suspensivos.
Junto a las cabezas de las ciervas se ven unos semicírculos que bien podrían ser señales de la berrea de los machos que oyen las hembras, o indicar que olfatean el peligro. Comprobaron que señales similares se repiten en otras piezas encontradas en el Cántábrico.
Unos puntos circulares más profundos marcaban los lugares del agua, o donde recoger piedras de sílex. Incluso hay el esquema de una figura humana, que fue la última en dibujarse.
De hecho, parte del trabajo ha consistido en determinar las superposiciones de diferentes capas de figuras, para averiguar cómo fue el proceso de elaboración.
"En Europa Oriental existen piezas de hueso que parece que reproducen el paisaje, como es el caso de la encontrada en Moravia [Chequia] en la que se ve un río y sus meandros, pero en Europa Occidental sólo hay algunos casos que podrían ser paisajes, pero están en discusión, como es el bastón de mando encontrado en la cueva de El Pendo, de Cantabria", explica Utrilla.
"Sin duda, este es el ejemplo más claro del intento de hacer un mapa para que sirva de guía a otros cazadores que, como ellos, iban en busca de pieles hasta esta zona", concluye la investigadora, cuyo equipo ha revelado las capacidades cartógráficas de nuestros antepasados.

Perú, siglo I

El arqueólogo Luis Chero, junto a la tumba mochica de 2.000 años de antigüedad descubierta al norte de Péru.- UNIDAD EJECUTORA NAYLAMP
YUMA GÓMEZ-CORNEJO - Madrid - 31/08/2009. Elpaís.es

Descubierta una tumba mochica de 2.000 años de antigüedad en la zona donde se halló al Señor de Sipán.

Un nuevo hallazgo arqueológico dará luz sobre los albores de la cultura mochica, una de las más importantes del Perú prehispánico, que se desarrolló en gran parte de la costa del país suramericano entre los siglos I y VI después de Cristo, mil años antes de que aparecieran los incas. Un equipo de investigadores, encabezado por el arqueólogo peruano Luis Chero Zurita, presentó la semana pasada el descubrimiento de la tumba de un noble guerrero mochica en un yacimiento al norte del país. Se encuentra en el complejo arqueológico de Huaca Rajada-Sipán, donde en 1987 fue hallada la tumba del Señor de Sipán, el primer enterramiento de un noble precolombino hallado intacto en Perú.
Hasta el momento, los investigadores de la Unidad Ejecutora Naylamp, que trabajan en una húmeda excavación a 11 metros de profundidad, sólo han descubierto parcialmente la tumba, pero ya han adelantado que se trata de una de las sepulturas más antiguas halladas en la zona, en la región costera de Lambayeque y que probablemente pertenece a un noble guerrero de la etapa fundacional de la dinastía de Sipán. Los investigadores esperan comprobar con este hallazgo la hipótesis de que Huaca Rajada fue desde sus antiguos orígenes un gran centro ceremonial de los mochicas.
El personaje hallado, que fue enterrado con la cabeza orientada al este, medía 1,65 centímetros de estatura y murió cuando tenía cerca de treinta años. Los arqueólogos han hallado un tocado decorado con la cabeza de un felino y unas figuras de barro con forma de búho, que presuntamente representan la sabiduría y que fueron colocadas en el sepulcro como ofrenda fúnebre. Estas figuras demuestran que "Sipán desarrolló una cerámica de buen acabado en sus inicios", explica Luis Chero, director del museo de Huaca Rajada-Sipán.
En declaraciones a Reuters, Chero señala que ya han podido apreciar partes de las extremidades superiores e inferiores y de la columna del guerrero, aunque aún no pueden definir su cráneo, "porque justamente es ahí donde tiene la corona, lo que significa que es un personaje de estatus". "Estamos en los primeros niveles, todavía nos falta seguir excavando, no sé qué sorpresa nos deparará", añadió.
Según el arqueólogo, tras el proceso de restauración de las osamentas y ornamentos, el personaje descansará en el museo del complejo arqueológico.
El hallazgo de la tumba del Señor de Sipán, que fue enterrado en el siglo II después de Cristo, fue comparado por los expertos con el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Por primera vez se encontraba una tumba completa, que no había sido profanada por los buscadores de tesoros, lo que permitió a los investigadores estudiar los rituales de enterramiento de la cultura mochica.
Lo que encontraron fue fascinante. El cuerpo del gobernante, cubierto con piezas de oro, estaba flanqueado por los de otros dos jefes. A la cabecera y a los pies, dos esqueletos femeninos, que según los investigadores podrían ser los de su esposa y su concubina, y el de un perro. Dos guardianes con los pies cortados, para que no huyeran, protegían la tumba. Todos fueron sacrificados, probablemente con veneno, tras la muerte de este noble, y enterrados junto a él en tres recintos piramidales.
El nombre de Sipán, elegido por los arqueólogos para bautizar al gobernante por el lugar en el que fue descubierta su tumba, procede del idioma de la cultura mochica, que aún se habla en algunas aldeas, y los expertos afirman que significa "casa o templo de la Luna" o "casa de los señores". Desde 1987 se han hallado otras tumbas en el yacimiento, repletas de objetos de oro y multitud de piezas de cerámica que reproducen todo tipo de situaciones cotidianas en esa cultura.

domingo, 9 de agosto de 2009

El extraño caso del neandertal asesinado

Churcill, con una réplica de la posible arma homicida / ABC
Cueva de los montes Zagros, en el norte de Irak / ABC

Elmundo.es 31-07-09. JOSÉ MANUEL NIEVES

Hace cerca de 50.000 años, un neandertal fue herido mortalmente en un costado. Se arrastró como pudo hasta su cueva, situada en el noreste de lo que hoy es Irak, y allí murió después de varias semanas de intensa agonía. Cuando sus restos fueron reconstruídos, a finales de los años cincuenta, los científicos se quedaron atónitos al comprobar la precisión y la limpieza de la herida que le mató. Se pensó entonces que podría haber sido causada por un accidente de caza, aunque tampoco se descartó que hubiera sido infligida por otro neandertal. Sin embargo, las últimas investigaciones apuntan a un culpable bien distinto. Uno que conocemos bien, un Homo sapiens, uno de de los nuestros...
Podría tratarse del primer crimen comprobado de la historia. O mejor, de la prehistoria, ya que la víctima, bautizada por los científicos como Shanidar 3 (por el nombre del yacimiento donde se encontró), vivió hace entre 50.000 y 75.000 años. Se trata de un Homo neardenthalensis, la «otra» especie humana inteligente, esa que dominó el continente europeo y parte del asiático durante cientos de miles de años y que desapareció después misteriosamente justo cuando nuestros primeros antepasados entraron en escena. Los paleontólogos siguen preguntándose si la sustitución de los neandertales por nuestra propia especie se produjo de forma natural o si, por el contrario, los primeros Homo sapiens los exterminaron violentamente.
Nuestra «víctima», pues, es uno de los nueve neandertales descubiertos entre 1953 y 1960 en una cueva de los montes Zagros, en el norte de Irak. Era un varón, medía 1,67 cm de altura, sufría de artritis y en el momento de su muerte tenía entre 40 y 50 años.
Utilizando las más modernas técnicas de la medicina forense, Steven Churchill, profesor de antropología evolutiva de la Universidad de Duke, ha conseguido determinar que la herida de Shanidar 3 fue causada casi con total seguridad por un proyectil impulsado por un lanzador. Un arma que permitía arrojar lanzas y otros proyectiles con mucha más fuerza y precisión que a mano y que, por aquél entonces, sólo utilizaban nuestros congéneres. Los neandertales, que también utilizaban jabalinas y cuchillos, no las impulsaban con lanzadores. «Sólo hay una especie que tuviera esa clase de armamento -asegura el propio Churchill-. Y esa especie es la nuestra». La investigación se publica en el último número de la revista Journal of Human Evolution.
Para llegar a esta extraordinaria conclusión, el científico utilizó una ballesta especialmente diseñada para disparar proyectiles de la edad de piedra a velocidades precisas y concretas. Y lanzó esos proyectiles contra carcasas de cerdos (cuya piel y huesos pueden compararse, en cuanto a resistencia, con los de un neandertal). Cuando Churchill arrojó lanzas con la misma fuerza que si hubieran sido lanzadas a mano, encontró que «su alta energía cinética causaba un gran daño en toda la zona de impacto. Pero Shanidar 3 tiene una única y solitaria punzada en una costilla». Una herida limpia, precisa, sin daños en los tejidos circundantes.
Cuando el científico lanzó proyectiles con la misma energía cinética de la que proporcionaría un lanzador, los resultados fueron bien distintos. Las heridas en la carcasa de cerdo eran, esta vez sí, del mismo tipo que la hallada en el neandertal. Churchill averiguó también que el arma que mató a Shanidar 3 penetró en su cuerpo con una inclinación de 45 grados. «Y eso -asegura el investigador- asumiendo que Shanidar 3 estuviera de pie cuando recibió el ataque, es consistente con la trayectoria balística de un proyectil impulsado con un lanzador». Churchill ha comprobado también que la costilla herida empezó a curarse antes de la muerte del neandertal. Y comparando la herida con otras similares y documentadas clínicamente (de la época de la Guerra Civil norteamericana, antes de la era de los antibióticos), ha llegado a la conclusión de que Shanidar 3 debió morir algunas semanas después de ser herido.
Contactos complejos«Se ha especulado sobre esta herida durante más de cincuenta años -asegura Churchill-. Algunos dicen que se trata de un episodio de violencia interpersonal. Otros que fue un accidente. Ahora nosotros, por primera vez, hemos conseguido evidencias experimentales que contribuyen a esclarecer la cuestión».
El de Shanidar 3 es uno de los dos esqueletos conocidos de neandertal que muestran evidencias de daños causados por armas de piedra. El otro, hallado en Francia, muestra una herida (curada) en el cráneo. Y también vivió en el tiempo en que ambas especies, los neandertales y nosotros, compartieron territorio.
A pesar de su hallazgo, Churchill no cree que los neandertales fueran exterminados por nuestros antepasados cuando éstos llegaron a Europa. Los contactos entre ambas especies debieron ser, en opinión del científico, complejos y variados. Y la extinción de Homo neanderthalensis se debe, probablemente, a todo un cúmulo de factores. «Sospecho que las interacciones fueron muy diferentes en diferentes lugares, de la misma forma en que los colonizadores europeos tuvieron muy diferentes tipos de relaciones al encontrarse con otras razas. En algunos lugares esa interacción fue pacífica y se basó en intercambios comerciales y culturales mientras que en otros fue realmente violenta».
Un razonamiento que, sin embargo, no le sirvió de mucho a Shanidar 3, quien probablemente se encontró por casualidad con un grupo de Homo sapiens y fue abatido, sin contemplaciones, por el golpe certero de uno de ellos.