ARACELI ACOSTA. ABC.es 23-04-10
El agua es fuente de vida, y de alimento. Las lluvias del monzón en Asia, por ejemplo, aportan alimento a casi la mitad de la población mundial. Si esas lluvias faltan, por tanto, el hambre amenaza a pueblos enteros. La historia nos ha dado multitud de ejemplos de esto. Y ahora un equipo de investigadores del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia han elaborado el atlas más completo de las severas sequías que han afectado a Asia en los últimos mil años.
A partir del estudio de los anillos de los árboles, los investigadores, dirigidos por Edward Cook, desvelan en «Science» el registro más detallado hasta el momento de al menos cuatro sequías épicas: desde la que pudo haber ayudado a la caída de la dinastía Ming en 1644 hasta otra que provocó la muerte de decenas de millones de personas a finales de la década de 1870.
En algunas especies de árboles, las lluvias determinan el ancho de sus anillos anuales de crecimiento, y estos anillos son los que los científicos son capaces de leer. Pero no ha sido sencillo. Los investigadores han viajado durante 15 años a lo largo y ancho de Asia localizando árboles lo suficientemente antiguos que pudieran suministrar registros a largo plazo. Esta búsqueda llevó a los investigadores a más de 300 lugares, desde Siberia a Indonesia y norte de Australia, y hasta Pakistán por el oeste y Japón por el este. Por tanto, como explica Kevin Anchukaitis, coautor del estudio, «se contempla todo, desde los bosques húmedos de las tierras bajas hasta los de los Himalayas».
Los registros de los anillos revelan al menos cuatro grandes sequías que están relacionadas con eventos catastróficos en la historia. Para empezar, el estudio sugiere que el clima puede haber jugado un papel decisivo en la caída de la dinastía Ming en 1644. Los anillos proporcionan evidencias adicionales de una severa sequía en China a la que algunos textos históricos se refieren como la peor en cinco siglos. Este estudio se reduce a un período de tres años, 1638-1641. Esta sequía fue más severa en el noreste de China, cerca de Pekín, y se cree que influyó en las rebeliones campesinas que finalmente supusieron el ocaso de la dinastía Ming.
Un debilitamiento de las lluvias del monzón entre 1756 y 1768 coincidió con el colapso de los reinos de lo que ahora son Vietnam, Myanmar y Tailandia, según han podido ver los investigadores primero en los anillos de madera de teca en Tailandia, y más tarde en los cipreses vietnamitas. Algunos historiadores habían especulado con que las condiciones meteorológicas debieron jugar un papel importante para que aquellos cambios políticos tan abruptos se produjeran de forma simultánea, pero esta sequía ni siquiera estaba documentada en los registros históricos.
No obstante, la peor sequía que han encontrado los científicos es la «Gran Sequía» de la era victoriana entre 1876 y 1878. Sus efectos se sintieron en todo el trópico y, según algunas estimaciones, las hambrunas resultantes mataron a 30 millones de personas. De acuerdo a las evidencias aportadas por los anillos, los efectos fueron especialmente graves en la India, pero se extendieron también a China y la actual Indonesia.
Los investigadores creen que el estudio ayudará no sólo a los historiadores a comprender cómo ha afectado el medio ambiente en épocas pasadas, sino para ayudar a los científicos que intentan entender el potencial de perturbaciones a gran escala del clima en el contexto del calentamiento global.
El agua es fuente de vida, y de alimento. Las lluvias del monzón en Asia, por ejemplo, aportan alimento a casi la mitad de la población mundial. Si esas lluvias faltan, por tanto, el hambre amenaza a pueblos enteros. La historia nos ha dado multitud de ejemplos de esto. Y ahora un equipo de investigadores del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia han elaborado el atlas más completo de las severas sequías que han afectado a Asia en los últimos mil años.
A partir del estudio de los anillos de los árboles, los investigadores, dirigidos por Edward Cook, desvelan en «Science» el registro más detallado hasta el momento de al menos cuatro sequías épicas: desde la que pudo haber ayudado a la caída de la dinastía Ming en 1644 hasta otra que provocó la muerte de decenas de millones de personas a finales de la década de 1870.
En algunas especies de árboles, las lluvias determinan el ancho de sus anillos anuales de crecimiento, y estos anillos son los que los científicos son capaces de leer. Pero no ha sido sencillo. Los investigadores han viajado durante 15 años a lo largo y ancho de Asia localizando árboles lo suficientemente antiguos que pudieran suministrar registros a largo plazo. Esta búsqueda llevó a los investigadores a más de 300 lugares, desde Siberia a Indonesia y norte de Australia, y hasta Pakistán por el oeste y Japón por el este. Por tanto, como explica Kevin Anchukaitis, coautor del estudio, «se contempla todo, desde los bosques húmedos de las tierras bajas hasta los de los Himalayas».
Los registros de los anillos revelan al menos cuatro grandes sequías que están relacionadas con eventos catastróficos en la historia. Para empezar, el estudio sugiere que el clima puede haber jugado un papel decisivo en la caída de la dinastía Ming en 1644. Los anillos proporcionan evidencias adicionales de una severa sequía en China a la que algunos textos históricos se refieren como la peor en cinco siglos. Este estudio se reduce a un período de tres años, 1638-1641. Esta sequía fue más severa en el noreste de China, cerca de Pekín, y se cree que influyó en las rebeliones campesinas que finalmente supusieron el ocaso de la dinastía Ming.
Un debilitamiento de las lluvias del monzón entre 1756 y 1768 coincidió con el colapso de los reinos de lo que ahora son Vietnam, Myanmar y Tailandia, según han podido ver los investigadores primero en los anillos de madera de teca en Tailandia, y más tarde en los cipreses vietnamitas. Algunos historiadores habían especulado con que las condiciones meteorológicas debieron jugar un papel importante para que aquellos cambios políticos tan abruptos se produjeran de forma simultánea, pero esta sequía ni siquiera estaba documentada en los registros históricos.
No obstante, la peor sequía que han encontrado los científicos es la «Gran Sequía» de la era victoriana entre 1876 y 1878. Sus efectos se sintieron en todo el trópico y, según algunas estimaciones, las hambrunas resultantes mataron a 30 millones de personas. De acuerdo a las evidencias aportadas por los anillos, los efectos fueron especialmente graves en la India, pero se extendieron también a China y la actual Indonesia.
Los investigadores creen que el estudio ayudará no sólo a los historiadores a comprender cómo ha afectado el medio ambiente en épocas pasadas, sino para ayudar a los científicos que intentan entender el potencial de perturbaciones a gran escala del clima en el contexto del calentamiento global.
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