Mula y dos soldados prueban las primeras máscaras que se usaron en el frente. CRÓNICA
Comenzó el 28 de julio de 1914 y terminó el 11 de noviembre de 1918. En esos cuatro años, las principales potencias militares del mundo se enrocaron en una contienda de una atrocidad sin precedentes: surgieron los lanzallamas, los zepelines, los bombardeos aéreos, las armas químicas... La neutralidad española fue un gran negocio: una riada de metales preciosos llegó a las arcas de los comerciantes. En realidad, todo se gestó dos años antes, cuando en Alemania ya atronaban los primeros tambores de guerra...
1.- Las causas
En los años 60 el historiador alemán Fritz Fischer exhumó documentos que demostraban que en diciembre de 1912 el jefe de la marina alemana anunció a su gobierno que en un año y medio estaría listo para el «gran combate». Desde entonces los historiadores se inclinan a creer que el motor de la guerra fue la Alemania militarista de Guillermo II. El kaiser creía que Alemania era un bosque destinado a crecer y Francia una basura destinada a desaparecer, «un montón de estiércol sobre el cual canta un gallo». Su reinado comenzó con ruido de botas y fanfarrias y acabó provocando el incendio de la vieja Europa. Para perpetrar la Gran Calamidad, Guillermo II necesitaba un pretexto y lo encontró en el atentado contra su amigo el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro.
2.- Sarajevo
El 28 de junio de 1914, Francisco Fernando y su mujer, Sofía Chotek, llegaron en tren a Sarajevo. A las 10:45, el serbobosnio Gavrilo Princip, miembro de la organización paneslavista Mano Negra, disparó dos veces con una pistola semiautomática a una distancia de cinco metros. La primera bala alcanzó al archiduque en la yugular, la segunda penetró en el abdomen de su mujer. Sofía murió antes de llegar a la residencia del gobernador; Francisco Fernando, 10 minutos después. El magnicidio desencadenó una secuencia de hechos que cambiaría el mundo.
3.- El ultimátum
Con el apoyo del imperio alemán, Austro-Hungría exigió investigar el crimen in situ. Creía que Mano Negra tenía conexión con los servicios secretos serbios. El 7 de julio de 1914 el Gobierno austriaco dio un ultimátum a Serbia que, con el apoyo de Rusia, se negó a recibir a policías austriacos. El 28 de julio Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia y Rusia ordenó la movilización general. En función de las alianzas militares, el 1 de agosto Alemania consideró la movilización como un acto de guerra contra su aliado austrohúngaro y declaró la guerra a Rusia. En virtud de la alianza militar franco-rusa de 1894, el ejército francés tomó medidas de precaución en sus fronteras y, el 3 de agosto, Alemania, al conocer esa movilización, declaró la guerra a Francia.
4.- Los combatientes
En la Triple Entente se alineaban Francia, Reino Unido y Rusia. Serbia y Bélgica se incorporaron tras el ataque austriaco contra Serbia --que desencadenó el inicio de las hostilidades-- y el ataque de Alemania contra Bélgica. En el otro bando, la Triple Alianza era la coalición inicialmente integrada por los imperios alemán y austrohúngaro, luego se unieron Italia y el imperio otomano. Italia cambió de bando en 1915 y se unió a la Entente alegando falta de garantías a sus pretensiones por parte de las potencias centrales.
5.- Los muertos
La guerra dejó aproximadamente 10 millones de muertos y seis millones de discapacitados. Esa carnicería generó múltiples formas de luto como los homenajes al Soldado Desconocido, los libros de oro que preservan los nombres de los desaparecidos, los Lugares de la Memoria o las celebraciones del 11 de noviembre, día del armisticio.
6.- Refugiados
Las invasiones de 1914 y los movimientos de los frentes tras cada ofensiva echaron a los caminos a millones de civiles. Casi tres millones en Francia, seis en Rusia y cerca de un millón en Alemania. Tras el fin del conflicto, la modificación de las fronteras y las represalias de la posguerra se saldaron con exilios y desplazamientos masivos que afectaron a ocho millones de personas.
7.- Atrocidades
Fueron comunes las violaciones, los pillajes y las ejecuciones sumarias de civiles. El ejército alemán sistematizó esa violencia por temor a los hipotéticos francotiradores. La propaganda exageraba las atrocidades del enemigo para legitimar las propias y se justificaban las prácticas extremas, como el empleo de mujeres que avanzaban delante de las tropas como escudos humanos. Los ideales de la Convención de La Haya, que protegía a los no combatientes, se convirtieron en papel mojado. Los criminales de guerra juzgados en 1921 en Leipzig recibieron sentencias irrisorias.
8.- Trincheras
Una red de trincheras permitía los movimientos al abrigo del fuego enemigo, salvo de los obuses y los novedosos lanzallamas. Los combatientes construyeron cientos de kilómetros de galerías subterráneas. El agua en las trincheras llegaba por encima de las rodillas, los hombres no tenían ninguna parte del cuerpo seca. El número de enfermos crecía de forma alarmante porque el aire era irrespirable y el barro estaba infectado de piojos y ratas. Los soldados se hundían en el lodo y los heridos y los ciegos, rugiendo y gritando, caían sobre los ilesos y morían salpicándolos con su sangre.
9.- Minas
La dificultad de franquear la tierra de nadie originó un tipo particular de combate inspirado en los topos: la guerra subterránea. Se cavaban túneles hacia las líneas enemigas y se colocaba gran cantidad de explosivos cuya detonación era el prólogo de una ofensiva. El general británico Charles Harington declaró: «Tal vez no escribamos la Historia, pero cambiaremos la geografía», e inmediatamente dio la orden de explosionar cientos de toneladas de explosivos cerca de la ciudad belga de Ypres. Murieron 10.000 alemanes y la detonación se escuchó hasta en Londres.
10.- Verdún, la batalla más larga
En ese pueblo fortificado de 22.000 habitantes, en la región francesa de Lorena, durante 10 meses, día y noche, los bosques y colinas fueron machacados por millones y millones de obuses que los convirtieron en un paisaje lunar sembrado de cráteres y de cadáveres. Pasaban las semanas y nadie cedía terreno. El comandante en jefe alemán Erich von Falkenhayn había profetizado que las fuerzas de Francia se desangrarían hasta morir. Acertó, pero también se desangró su propio ejército. Fue una batalla de desgaste, la más larga de la Primera Guerra Mundial. Las vísperas de la Navidad de 1916 callaron los cañones, la mitad de las casas de Verdún habían sido destruidas y nueve pueblos habían desaparecido de la faz de la Tierra. Los franceses habían perdido 380.000 hombres; los alemanes, 350.000.
11.- La guerra invisible
Por primera vez emergían los horrores nunca vistos de la guerra industrializada. La mayor parte de las víctimas de ambos bandos cayeron sin ni siquiera haber visto al enemigo, bajo el incesante bombardeo de la artillería. El hombre luchaba contra el paisaje, con la sensación de atacar contra el vacío. Las tropas de relevo que se acercaban al frente oían una ráfaga gigantesca que no paraba ni de día ni de noche. Los aviadores veían «un siniestro cinturón pardo, una franja de naturaleza muerta». Parecía otro mundo. Todo signo de humanidad había sido borrado.
12.- Los zepelines
El globo dirigible imaginado por el conde Ferdinand von Zeppelin, de más de 150 metros de largo, fue el más emblemático medio de bombardeo de civiles. Desde el 6 de agosto de 1914, estos aparatos sobrevolaron Lieja y operando sobre Londres mataron a 500 civiles en 51 raids. Frente a los dirigibles y los aviones se tomaron medidas de defensa de las ciudades: reducción de luces y desaparición de luminosos, empalizadas de sacos de arena para proteger estatuas y monumentos. La Gran Guerra inauguró el miedo a los bombardeos aéreos que decenios después arrasaron Guernica, Hamburgo o Coventry.
13.- Los generales
Los generales de aquella guerra tienen mala reputación, la cultura popular británica evoca a los soldados como «leones conducidos por burros». Era descorazonadora la tranquilidad con que estos viejos egoístas sacrificaban a miles de hombres. Pese a ello los generales eran semidioses que mandaban más que los políticos y tanto Philippe Pétain en Francia como Paul von Hindenburg en Alemania eran considerados héroes vivos. En 1914 y 1915 muchos recién nacidos franceses recibieron el nombre de Joffre por el generalísimo francés, Joseph Joffre. Pero la mayoría de los generales comprendieron mal la nueva naturaleza de aquella guerra.
14.- Espías
La retaguardia, los países ocupados y, sobre todo, los neutrales eran un hervidero de espías. El que más daño hizo fue el coronel austriaco Alfred Redl, que había pasado a los rusos comprometedores documentos. Se suicidó antes de que lo juzgaran por alta traición. La enfermera inglesa Edith Cavell fue ejecutada en 1915 y la francesa Louise de Bettignies murió cautiva en Alemania en 1918. La más célebre fue la bailarina holandesa Margarita Gertrude Zelle, conocida como Mata-Hari. Cuando tenía 38 años y figuraba en el staff del espionaje alemán con la clave H-12, fue fusilada en el foso de Vincennes, en París, el 15 de octubre de 1917. Aquel amanecer, Mata-Hari, que en malayo significa «ojo del día», se quejó de la manía francesa de fusilar a la gente al alba.
15.- Ases
Balbuciente en 1914, la aviación militar conoció un desarrollo espectacular durante la guerra. Los bombarderos y los vuelos de reconocimiento fueron decisivos. Los cazas --el Spad francés, el Fokker alemán o el Sopwith Camel británico-- lucharon por el dominio del cielo. Las proezas de los pilotos causaban admiración y fueron un instrumento de propaganda que convirtieron a los Ases en héroes caballerescos. Fueron leyenda el inglés Edward Mannock, el canadiense William Bishop, el francés René Fonkc y el alemán Von Richtofen, el llamado Barón Rojo.
16.- Genocidio armenio
De todas las poblaciones víctimas de la guerra, los armenios del imperio otomano fueron los que sufrieron las mayores masacres. Esta minoría cristiana fue acusada de colaboracionismo con los rusos y víctima de deportación forzosa y exterminio por el gobierno de los Jóvenes Turcos. El primer genocidio sistemático moderno afectó a más de un millón y medio de armenios y se caracterizó por su brutalidad. Las deportaciones en marchas forzadas y en condiciones extremas llevaban a la muerte a la mayoría de los deportados.
17.- La Gripe Española
A los diez millones de muertos de la guerra hay que sumar los 40 millones imputables a la inmensa pandemia de gripe que se abatió sobre el mundo entre enero de 1918 y diciembre de 1920. Como España era un país neutral y no había censura de prensa que impidiera hablar de bajas, se llamó gripe española a la pandemia, que se cebaba sobre todo en los viejos y los niños pequeños; pero también murieron treintañeros como el pintor Egon Schiele o el poeta Apollinaire.
18.- Pacifismo
Hasta el estallido de la guerra muchos pacifistas trataron de evitarla, como Jean Jaurès en la Internacional Socialista. El comienzo del conflicto relegó al pacifismo a la marginalidad e incluso a la ilegalidad. La fuerza de los hechos lo redujo al silencio o al aislamiento. En cada país adoptó distintas modalidades: objetores de conciencia británicos, Comité para la Restauración de la Paz en Francia o militancia revolucionaria en los bolcheviques rusos y los socialistas alemanes de Karl Liebknecht.
19.- Huérfanos y niños
Sólo en Francia hubo unos 760.000 huérfanos. Los ejercicios escolares consistían en elogiar a los soldados, calcular la producción de obuses o tricotar calcetines para el frente de guerra. Fueron tiempos de riesgo y privaciones para los niños, sobre todo en las zonas ocupadas. Los recuerdos de aquella infancia atormentada marcaron el resto de sus vidas.
20.- Inflación
La economía de guerra supuso un alza considerable de los precios por la necesidad de aumentar la masa monetaria para financiar el conflicto. En Francia, sobre una base 100 en 1913, los precios llegaron al 315 en 1917. En Alemania y Austria-Hungría fue mucho peor. La inflación tuvo enormes consecuencias sociales, los trabajadores vieron hundirse su poder de compra y se extendieron las penurias. A partir de 1917 en Italia, Alemania o Rusia la carne y la mantequilla eran completamente inasequibles y hubo disturbios. Los rentistas se arruinaron y los deudores saldaron sus deudas a precios de ganga en perjuicio de los acreedores, que perdieron gran parte de su dinero.
21.- Artistas
El mundo de las artes se movilizó. Ricciotto Canudo --el autor de la expresión Séptimo Arte referida al cine-- publicó el 29 de julio una llamada a los artistas extranjeros en Francia a enrolarse en el ejército. En los frentes se encontraron Ernest Hemingway, Louis-Ferdinand Céline o Ludwig Wittgenstein. El escritor Blaise Cendrars y el pianista Paul Wittgenstein perdieron un brazo, el pintor polaco Moïse Kisling fue herido en el pecho en la batalla del Somme. En la misma batalla, Georges Braque fue gravemente herido en la cabeza y Fernand Léger sufrió una peligrosa intoxicación por gases. Al estallar las hostilidades los grupos de vanguardia, que habían sido cosmopolitas e internacionalistas, se volvieron de la noche a la mañana abyectamente chovinistas: expresionistas alemanes y austriacos, cubistas franceses, futuristas italianos, cubofuturistas rusos o vorticistas británicos.
22.- Tratado de Versalles
El 28 de junio de 1919, en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, los representantes de 27 países firmaron el tratado de paz con Alemania poniendo punto final al primer conflicto mundial. Se devuelve Alsacia-Lorena a Francia amputando a Alemania el 13% de su territorio y, junto con otros tratados como el de Trianon, se redefinen por completo las fronteras del Este de Europa. Tras la creación de la Sociedad de Naciones, el tratado tuvo incidencia en el ámbito mundial. Ruanda y Burundi, por ejemplo, que eran colonias alemanas, pasaron a control belga.
23.- Colapso de los Imperios
Desaparecieron tres grandes dinastías --los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov-- y cuatro imperios se derrumbaron: el imperio del zar quedó transformado en la Rusia comunista; el imperio otomano se disolvió dando paso a Turquía; el imperio austrohúngaro fue disuelto dando paso a los Estados de Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia como nuevos países independientes; el imperio alemán fue reemplazado por la República de Weimar.
24.- Reparaciones
El artículo 231 del Tratado de Versalles hizo responsables de los estragos de la guerra a Alemania y sus aliados. El artículo 232 preveía las reparaciones. El principio de que el perdedor indemniza al vencedor se impuso tanto más cuanto que el aparato productivo alemán estaba intacto mientras que el noreste de Francia estaba devastado. El economista inglés John Maynard Keynes alertó de los riesgos de fijar indemnizaciones excesivas, pero la Conferencia de Londres fijó en 132.000 millones de marcos-oro el montante que Alemania debía pagar a los vencedores. Las reticencias alemanas motivaron la ocupación del Ruhr en 1923. Alemania estuvo pagando esas indemnizaciones hasta el año 2010.
25.- Soldado Desconocido
La idea de enterrar y honrar el cuerpo del combatiente anónimo nació durante este conflicto. Se trataba de dar una sepultura simbólica a los cientos de miles de caídos que nunca pudieron ser encontrados, identificados y enterrados. El primer país en erigir una tumba del Soldado Desconocido fue Francia, bajo el Arco del Triunfo de París. El ejemplo francés lo siguieron Bélgica, Reino Unido, Italia, Austria, Estados Unidos y, más recientemente, Canadá que en el 2000 inhumó en Ottawa a su Soldado Desconocido.
26.- Carnicería equina
El 22 de agosto de 1914 el primer disparo británico de la guerra en Francia procedía de un soldado de caballería, Edward Thomas, de la Royal Irish Dragoon Guards. La Gran Guerra fue el último conflicto mundial en el que los caballos tuvieron un papel relevante. Desplazaron millones de toneladas de raciones y municiones hasta las líneas del frente, cargaron con las camillas de los heridos y prestaron apoyo logístico. Eran mejores que los vehículos mecanizados a través del barro y en terrenos escabrosos. Los caballos eran blancos más fáciles que los hombres, y los combatientes sabían que abatiéndolos podrían dañar las líneas de suministro del enemigo. Del millón de caballos británicos enviados al frente, sólo 62.000 regresaron a sus establos. Se estima que murieron ocho millones de equinos, entre ellos 7.000 mulas españolas.
27.- Gases
Aquella guerra global fue también la primera guerra química. Los gases venenosos eran una importante innovación militar y se llegaron a utilizar una docena de ellos, desde los lacrimógenos como la acroleína, hasta los incapacitantes como el gas mostaza, pasando por los letales como el fosgeno. El gas fue uno de los agentes más temidos por los soldados; aun así, su letalidad fue limitada gracias al desarrollo de contramedidas efectivas: mató a 85.000 soldados y afectó con diversas consecuencias a más de un millón. La secuela más común de los expuestos al gas lacrimógeno y al mostaza fue la ceguera: era frecuente ver líneas de soldados cegados, con la mano sobre el hombro del hombre que lo precedía, guiados por un vidente hasta la enfermería.
28.- Otros escenarios
En África, británicos y franceses atacaron desde todos los frentes las colonias alemanas. Sólo la de Tanganica, bajo el mando del general Paul Emil von Lettow-Vorbeck, resistió hasta el final de la contienda. Como el general ignoraba la rendición de su país, dos días después del armisticio derrotó a los británicos en la batalla de Kasama. En el Pacífico también hubo movimientos aunque no batallas de importancia. Japón se alineó con los aliados y ocupó el puerto chino de Qingdao, base alemana en Extremo Oriente, así como las posesiones en las Islas Carolinas y (junto a Nueva Zelanda) las Marianas. Por su parte, las tropas australianas estacionadas en Papúa ocuparon la Nueva Guinea Alemana.
29.- El fin de la neutralidad norteamericana
El conflicto parecía muy lejos para amenazar los intereses norteamericanos. Como dijo el presidente Woodrow Wilson, «no tenemos nada que ver con esta guerra, sus causas no nos conciernen». La mayoría de los americanos era partidaria de la neutralidad; pero Wilson permitió a los bancos conceder enormes préstamos a la Triple Entente. El 7 de mayo de 1915, frente a las costas de Irlanda, un submarino alemán hundió el barco de lujo inglés RMS Lusitania y murieron 123 estadounidenses. Para Estados Unidos fue un casus belli. Aun así, hasta el 2 de abril de 1917 el presidente Wilson no declaró la guerra a los imperios centrales. La contienda europea se convirtió en mundial. Si no entró inmediatamente en el conflicto fue porque tuvo que hacer frente a la formación de un ejército lo suficientemente poderoso como para decantar la balanza a su favor.
30.- Los españoles
La neutralidad española fue un gran negocio, una riada de oro llegó a las arcas de los industriales y comerciantes españoles. Aunque aliadófilos y germanófilos caldeaban la política interna, ni unos y otros torcieron el brazo del Gobierno, que permaneció neutral. Aun así unos cuantos miles de voluntarios se alistaron en la Legión Extranjera francesa. Para apoyarlos se fundó el Patronato de Voluntarios Españoles gestionado por el XVII duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart. Por su parte, la Unió Catalanista creó el «Comité de Hermandad con los Voluntarios Catalanes», presidido por el médico y político Joan Solé y Pla.